➴ Tenías que ser tú ➶

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Pasó el rato y simplemente caminabas por la cubierta del barco buscando a Bella, tratando de adivinar en cuál de todas las cúpulas de metal se encontraba la dragona.

Todos estaban distraídos, el propio Eret estaba distraído así que aprovechaste para dirigirte a una cúpula al azar para así poder tratar de activar el mecanismo que la abría, era necesario darle vueltas a una polea para abrirla y liberar al dragón que estaba adentro.

Pero antes de que pudieras acabar, sentiste a Eret agarrandote por detrás y apretandote contra él, pero lo que más desesperación te causaba era que estaba aplicando demasiada presión en tu cuello para ahorcarte.

—Fuiste listo, demasiado listo, ________... Debí saberlo: los fetiches, los lloriqueos...¡Todo fue parte de tus trucos! Pero es hora de que vayas del otro lado, sabandija

—¡E-Espera!...

—Debiste pensarlo mejor antes de golpearme la cara con un palo—reclamó aplicando más presión sobre tu cuello para ahorcarte.

Trataste con todas tus fuerzas liberarte del ataque, pero estabas completamente inmovilizado.
Por pequeños momentos echabas hacia atrás los ojos por la falta de oxígeno, además se que sentías como te estaban arrancando la vida de poco en poco.

Cuando sentiste que ya no podías más, tanto tú como Eret cayeron al suelo por lo que tu cuello quedó libre.

Eret se levantó rápidamente dejandote ahí tirado en el suelo, por la reacción de los hombres era obvio lo que pasaba: estaban siendo atacados.

Abriste los ojos aún estando en el suelo, con una marca en el cuello y tu cabello cubriendo levemente tus ojos.

—¿Esto es... Hielo?—murmuraste para ti mismo al notar que parte de la cubierta estaba congelada, así que te sentaste en el suelo aún tratando de recuperar tu orientación.

Al enfocar la mirada, lo primero que pudiste observar fue a un extraño dragón de 4 alas que volaba libremente por ahí, sobre su lomo se encontraba un jinete extraño que usaba una extraña armadura.

El jinetes levantó el bastón que llevaba con él, el bastón hizo un ruido extraño e inmediatamente del agua emergió un dragón blanco, era incluso más grande que la muerte roja además de que tenía cara de pocos amigos y un par de enormes colmillos.

Ahora que te encontrabas mejor, te levantaste de manera rápida para tratar de buscar la manera de abrir todas las cúpulas de metal hasta encontrar a tu amiga, lo que no esperabas era que el dragón desconocido lanzara hielo, tanto hielo que podrías construir un fuerte en él.

Sin embargo, uno de los picos de Hielo que creó el dragón logró alcanzarte y abrirte una herida de probablemente 25 centímetros en la espalda.
Inmediatamente caíste a la cubierta, pero justo cuando todo parecía tranquilizarse aquella bestia golpeó con su cola el barco para terminarlo de destruir y obligar a todos a saltar al mar y tratar de nadar hacia la nave que iba tras ustedes.

Al caer al mar, perdiste tu abrigo y terminaste en el agua completamente helada, sin siquiera poder nadar o sin Bella para que te sacara de apuros, ¿ibas a morir así y ya?

Mientras prácticamente agonizabas sentiste que alguien te tomó de la cintura para sacarte del agua, al abrir los ojos te encontraste con la máscara de aquel jinete desconocido que solo ladeó la cabeza con curiosidad.

De repente todo se puso negro, habías perdido la conciencia.
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—¡AAAHH! PUTA MADRE—gritó Hipo con frustración, como respuesta Chimuelo le gruñó suavemente—ah, lo siento amigo... Es solo que llevamos volando 3 o 4 horas y no tenemos una sola señal de ________ o de Drago...