capitulo 37

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Londres.
Últimos de diciembre.

- Esta es la nueva colección. - Me muestran los relojes y suelto el humo. - ¿Desea algo para la señora Bernocchi?

- ¿Que pasó con el reloj que mandé hacer?

- Oh claro, espere aquí. - Se va y mi celular suena.

Lo saco de mi bolsillo y me tenso cuando la aplicación de la casa en el bosque manda la señal de que está en peligro, me levanto cuando miro a los hombres disparar los vidrios, la busco por la casa y la encuentro entrando a donde definitivamente no tiene que entrar.

- ¡Longo! - entra y el hombre que me enseñaba los relojes también con un caja. - Mueve todos los hombres a donde Isabella, pero ya. - Sale con rapidez. - ¿Es ese?

- Así es mi señor..

- Comunícate con mi asistente y quiero los de cuero, también el de diamantes. - Asienten. - Mándame más a New York.

- ¿Junto con lo que pidió para la señorita? - Asiento.

- Fue un placer ver a mi cliente favorito. - Le palmeo el hombro y salgo de la oficina.

Longo me espera afuera y el que esté tranquilo me tranquiliza a mi, entro al Bugatti y manejo con rapidez hacia la maldita casa. Salgo con rapidez de la cuidad y acelero todo lo que auto me permite.

Son tres horas y como mucho llegaré en dos horas y media tal vez menos pero igual me tardaré. Cada segundo me mata y el camino se me hace eterno, llamo a que me manden un helicóptero y mando arreglar todo para su llegada.

Dos horas es lo que me tardo y no me termino de estacionar cuando bajo, hay hombres en los vidrios con el pecho destrozado a punta de balas, sangre en el hielo y es algo digno de admirar.

Entro y se dónde buscar, trato de abrir pero no cede, sigo intentando y cuando por fin entro la encuentro con el lobo en los brazos, viendo las celdas y temblando, se voltea lentamente y cuando ve quién está parado en la puerta las lágrimas bajan.

Bajo por las escaleras con rapidez mientras que ella corre hacia mi, le abro los brazos y me aprieta.

- Estoy aquí. - Susurro y asiente, el animal chilla haciendo que se aleje.

- Pobre Thor, estaba muy asustado. - Susurra también con voz temblorosa mientras lo ve, acaricia su pelaje mientras que yo su cabello.

Levanta la vista y la detallo mejor, ojos rojos, nariz roja y mejillas sonrojadas, parece un cachorro triste.

- ¿El o tu? - Una sonrisa pequeña se le aloja en lo labios.

- Ambos. - le tomo la mano libre.

- Vámonos, es hora de que estes con tu familia. - Sus ojos se chispean y la jalo para salir del lugar.

Me supongo que es la conmoción de lo que pasa y de lo que ve que la hace no preguntar por lo que veía, tampoco busca a los niños y sigo pensando que es por eso. Subimos las escaleras para subir al tejado y el helicóptero está con las puertas abiertas.

Isabella no espera mucho para subir pero si noto como ve el lugar, me siento a su lado y detalla todo con el animal en sus piernas.

Fingiendo Estabilidad. [Libro 2 > Saga Bernocchi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora