Capítulo 19

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AURORA

DOS SEMANAS DESPÚES

Bajo las escaleras tranquilamente escuchando el como todos ya se encuentran en el comedor disfrutando del desayuno, conversando y riendo, logrando sacarme una pequeña sonrisa a mí también al saber que soy afortunada de la familia que tengo, pero me detengo levemente por unos milisegundos antes de seguir mi camino cuando el aroma tan caracteristico que me encanta no se encuentra en el aire.

Paso por el umbral que conecta living con comedor y la cara de toda mi familia me recibe, excepto la de él.

–Buenos días princesa –papá es el primero en saludarme–. ¿Cómo dormiste?

–Bien, gracias –le sonrío acercandose a la cabecera de la mesa para besar su frente–. ¿Ustedes cómo están?

–Todo bien hija –respondió mamá mientras me acerco a ella para también besarla–. ¿Tienes hambre?

–Sí, desperte hambrienta –me acerco a la silla para comer de mi hermano que tiene toda la comida regada sobre la mesita–. ¿Cómo estás hermoso? –le pregunto llamando su atencion y ganándome una sonrisa llena de yogurt–. Esa cara tan hermosa que tienes –me río ante sus mejillas manchadas–. Todos comen yogurt hoy.

–Lo he intentado limpiar toda la mañana –responde papá viéndolo con amor–. Pero me rendí.

–Es mejor limpiarlo una vez que termine –mamá se ríe–. Toma asiento tesoro, rosita te traerá tu desayuno.

Desordeno los mechones rubios de mi hermano ganándome un chillido de felicidad y tomo asiento en mi lugar habitual, viendo con el ceño fruncido el asiento de al lado vacio.

–¿Dónde está Brenin? –pregunto viéndolos a ambos.

–Tenía que ir a recoger unos papeles que dejó en la academía –responde mamá viendome de reojo con una sonrisa–. Pero debe estar por volver, fue temprano para no perderse el desayuno.

Asiento sin decir nada más y le sonrío a Rosita cuando ingresa en el comedor con un bol antes de dejarlo frente a mí.

–Aquí tienes mi hermosa niña –me acaricia la cabeza–. Tu favorito.

–Eres la mejor –le respondo viendo mi bol de granola con yogurt y frutas.

–Disfrutalo, me llamas cualquier cosa.

Me dispongo a comer con tranquilidad, gozando de mi desayuno y de la compañía en conjunto a charlas banales que mantengo con mis padres. Siempre he ahradecifo a la Diosa Luna por entregarme la familia que me dio.

Ambos padres cariñosos, que nos aman con todo su corazón y se desviven por mí y Peter.

Siempre pendientes de que no nos falte nada y siempre atentos a cada emoción o problema que nos atormente o nos haga felices.

–¿Has pensado que hacer para tu cumpleaños princesa? –papá pregunta y mi atencion se enfoca en él–. Quedan pocos días, 10 días para ser exactos, ¿quieres algo en especial?

Negué mientras tragaba mi última cucharada y alcancé el jugo de naranja frente a mí.

–La verdad no –respondí con honestidad–. Mientras los tenga conmigo ese día será perfecto.

–¿Quién es perfecto? –la voz grave de Brenin me sobresaltó–. ¿Yo? eso lo sé.

Volteé la cabeza en direccion hacia él y mi corazón cobró vida propia comenzando a latir más rapido de lo normal. No sé cómo lo hace para siempre sorprenderme, pero jamás puedo sentirlo antes de que llegue a algun lugar.

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