AURORAHoy es el día, si bien no llega a ser tan emocionante como lo será cuando cumpla 18, es igual de importante.
Hoy a las 12 de la noche cumplo 16 y existe la posibilidad de que mi Lobo se presente ante mí.
Bueno, siempre y cuando saque el Lobo de mi papá y sea una Alpha, pero aun así, si llegase a ser Omega como mi madre me sentiría igual de orgullosa y feliz.
Desperté hace una hora, no me levantado de mi cama y los rayos de sol ya comienzan a traspasar las gruesas cortinas que cubren mis ventanas. Me siento en la cama cuando un golpe fuerte se escucha tras la puerta e intento agudizar mi oído para ver de qué trata. Puedo sentir movimiento por la casa, leve, pero aun así puedo oírlo.
–No puedo esperar a tener mis sentidos de Loba –susurré dejándome caer de espaldas en el colchón.
–¿Entonces como podré sorprenderte? –la voz de Brenin al lado mío me hizo soltar un chillido y brincar fuera de la cama–. Luego no podre asustarte así.
Soltó una carcajada mientras yo intentaba recuperar un poco de la dignidad que me quedaba al gritar como una nena chiquita y volví a sentarme en el colchón viéndolo a el recostado al otro lado.
–¿Cómo puedes ser tan sigiloso? –pregunté volviendo a acostarme y acomodándome en mi lado izquierdo para verlo mejor–. Ni siquiera sentí el colchón hundirse bajo tu peso.
Él imito mi acción acomodándose en su lado derecho quedando de lado frente a mí con sus intensos ojos verdes viendo los míos.
–La vida me ha enseñado a ser silencioso –acomode mis manos bajo mi mejilla–. Sino puede traer consecuencias.
Mi pecho dolió ante aquellas palabras, porque sé que su vida no ha sido la mejor. Que ha sufrido la mayor parte de ella y recién hace un par de años puedo encontrar paz.
–Bueno aquí ya no lo necesitas, porque me encanta saber donde te encuentras –dije dándole una pequeña sonrisa que él no devolvió.
Su semblante se quedo serio mientras me veía fijamente a los ojos, en ningún momento apartó la vista y comenzaba a ponerme nerviosa. Su mirada recorrió mi cara, cuello y luego bajo momentáneamente hacia mi pecho logrando que mi respiración se entrecortara por un segundo ya que solo me encontraba con mi pijama y sin nada debajo.
Una se sus manos la estiro hasta tocar la piel de mi brazo, sus yemas se deslizaron por la longitud de él erizando cada vello a su paso y enviando una corriente por mi espalda.
–Eres tan suave –susurró mientras su mano descendía hasta mi codo.
–G-gracias –respondí lo más segura que podía.
No quería que se alejara, que entrara en razón y dejara de tocarme.
–¿Tienes algo planeado para mañana? –preguntó con la vista fija en sus dedos que recorrían mi brazo–. ¿Algún plan con amigos?
La verdad, sí. Los chicos de la escuela de habían invitado a bailar y festejar en una fiesta, pero honestamente no tenía muchas ganas de celebrar mi cumpleaños así.
Nunca he sido una persona muy fiestera, soy de esa clase de persona que disfruta de una salida al aire libre, caminar o simplemente tomar un té con buena compañía.
Pero, la verdadera razón del porque los había rechazado es porque rogaba internamente que él me invitara a algún lado.
–Me invitaron a una fiesta –respondí y su mirada conectó con la mía al mismo tiempo que detenía las caricias–. Pero la rechacé.
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Recházame
FantasyAlmas gemelas, dos palabras que colocan el mundo de cualquiera de cabeza. Algo que todo lobo espera y anhela. ¿Pero que pasa cuando la encuentras en la hija de tu mejor amiga? ¿Cuándo eres varios años mayor? ¿Cuándo tienes miedo? Dicen que uno perdo...