Capítulo 37

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AURORA

Podia sentir el aura de peligro que mi padre emanaba y en cómo el cuerpo de brenin se encontraba tenso mientras me sostenía. Los ojos rojos de Zeus estaban fijos en él, pero a mí eso no me impediria nada.

Me solté de su agarre notando como sus ojos conectaron con los míos con una mezcla de miedo y culpa bailando en ellos y mi corazón se apretó porque no pensaba irme y dejarlo aquí.

Me quedé de pie frente a él, tomando sus manos y envolviendolas en mi cintura para conectarlas frente a mí junto a las mías y entrelazarlas, papá gruñó en nuestra dirección y sus ojos finalmente conectaron con los míos.

–¿Qué sucede? –pregunté mirandolo fijamente–. ¿Algun problema?

–Sí –gruñó dando un paso y me pare más recta–. Alejate de él.

Brenin volvió a tensar aún más e intentó soltarme seguramente por el poder que emanaba de mi padre, pero no lo dejaría flaquear, él era mío ahora asi que no tendria porque ceder ante nadie.

–¿Y si no qué? –pregunté alzando el mentón cuando el sentimiento de protección hacia mi compañero se activó.

Noté como los ojos de mi padre centelleaban entre el azul y el rojo claramente desconcertado por mi respuesta, pero no cedí.

–No es para ti, alejate –volvió a gruñir intentando que su poder de alpha me afectara.

Pero eso no sucedería, porque uno era su hija y eso no funcionaba con nosotras y dos, era alpha igual que él.

–No.

Mi voz salió más ruda de lo normal y determinada, porque no permitiria que el decidiera lo que podia o no hacer con Brenin, pese a que yo también tenía mis dudas sobre él debido a lo sucedido los días pasados, pero él no era nadie para decidir sobre eso.

Papá movió la cabeza como si lo hubiera abofeteado con mis palabras y sus ojos tildaron entre el azul y el rojo nuevamente.

Pasos rapidos vinieron de la escalera y me tensé viendo hacia alla ante una posible amenaza, pero mi cuerpo se relajó inmediatamente cuando vi a mamá bajar corriendo con lágrimas en sus ojos.

–Mi bebé –sollozó cuando llegó a mí y me envolvió en sus brazos–. ¿Estás bien?

Asentí con las lágrimas comenzando a formarse en mis propios ojos mientras enterraba mi rostro en su cuerpo, recibiendo su abrazo con fuerzas porque la habia extrañado demasiado. Las manos de Brenin se habian movido del frente hacia atrás afirmando suavemente mis caderas aun manteniendo su presencia en mi espalda y lo agradecia, porque sin él aquí dándome el apoyo que me daba con solo sentirlo junto a mí me desplomaría por las emociones que nuevamente se acumulaban en mi cuerpo ante el abrazo de mamá.

–Mi dulce bebé –mamá acarició mi cabello comenzando a dejar besos en mi frente logrando que mi loba ronroneara–. ¿Tienes algun dolor?

–No –sollocé contra su pecho negandome a soltarla–. Estoy bien.

Ella continuó acariciando mi cabello y alce la vista para ver a mi papá de pie aun donde estaba viendonos fijamente con la culpa impresa en su mirada.

–Gracias Brenin, por traerla a casa –mamá habló estirando una mano para acariciar su brazo y me tensé, una risa brotó de ella y volvió a abrazarme–. No seas celosa hija.

Bufé y me separé de su abrazo una vez que me senti mejor. Volví a mirar a mi padre y una punzada de dolor se instaló en mi pecho ante la reacción que tuvo al verme.

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