Capítulo 30

5.8K 575 63
                                    


AURORA

El sonido de la puerta me sobresaltó logrando que mirara en esa dirección notando que Dereck estaba en la puerta con un recipiente que podía olfatear como comida, me miró por unos segundos con aburrimiento antes de adentrarse en el cuarto donde me tenían cada vez que terminaba curar al Alpha.

–¿Hambre? –preguntó viendo la cadena que se mantenía unida en mi tobillo.

Me encogí de hombros y me senté apoyando la espalda en la helada pared.

–¿No? –alzó una ceja–. Linda... el papel de indiferente no te servirá con nosotros, ¿sabes por qué? –se hincó frente a mí, manteniendo aún el recipiente en su mano–. Porque me vale mierda si vives o mueres de hambre, pero como el jefe te necesita con vida...–alargó un brazo hasta llegar a mi nuca sujetándome de ahí logrando que apretara las muelas–. Te conviene comer solita, si no quieres que te meta la comida a la fuerza.

Me soltó bruscamente y tiró el recipiente en mis piernas antes de colocarse de pie y caminar nuevamente hacia la puerta.

–Nos vemos en una media hora estrellita – dijo con ironía mientras miraba sobre su hombro–. Ahora nos divertiremos con el humano y luego entras tú.

Cerró la puerta tras su espalda y expulse el aire habia contenido cuando lo sentí entrar, porque de ambos hermanos él era el que más lograba tensarme. Si bien ambos son unos dementes y les gusta hacer daño, Dereck era como si realmente lo disfrutara, pese a que sé que están aquí por eso, las reacciones que él tiene son más escalofriantes.

Tome el el sándwich que estaba dentro del recipiente y lo olfateé antes de darle un mordisco insegura, porque pese a que mis sentidos siguen siendo sensibles, no lo eran del 100% debido a que de alguna manera habian adormecido mi parte loba y hechicera.

–Como extraño hablar contigo –susurré en mi mente a la nada porque sabía que no obtendria respuesta–. No sé qué será lo que te adormeció, he pensado que quizas eran las runas, pero recuerdo vagamente sobre ellas al leer ese día y no coinciden con lo que me sucede, entonces quizas....–me callé cuando un grito de dolor llegó a mis oídos–. ¿Hasta cuándo harán esto?

Me estremecí y encogí en mi lugar contra la pared con los gritos de dolor del Alpha de fondo. Comí lo más rapido que pude y me centré en lo que vendria luego de unos minutos, ya que luego vendrían a buscarme a mí.

No sé cuántas horas han pasado desde que me atraparon, pero sé que ya debe haber pasado casi un día completo.

Los gritos cesan y trago saliva cuando ya sé lo que viene. Me acomodo con la espalda en la pared mirando fijamente hacia la puerta respirando hondo y armandome de valor para fingir que nada de lo que hagan lograra quebrarme tal cual como me enseñaron, porque si notan mi miedo será más fácil para ellos llegar a mí.

Pocos minutos después la puerta se abre y Dylan entra con una sonrisa en el rostro.

–Hora de brillar estrellita –caminó hacia donde me encontraba sacando la llave de su bolsillo para abrir mi cadena–. Espero que hayas comido el sandwich que hice para ti, ¿te gustó?

–Estaba bien –respondí neutralmente.

–¿Quieres que le agregue algo más al proximo? –preguntó viéndome a los ojos mientras soltaba la cadena de la pared–. Tenía pepinillos también, pero no sabía si te gustaban.

–Sí, me agradan.

–Bien, pepinillos será....

Se colocó de pie con la cadena en mano y me sonrió antes de tirar de ella arrastrandome por el suelo. Solté un suspiro y me deje llevar intentando no golpear las esquinas, porque sabía que me arrastraría hasta la puerta de la escalera como la última vez.

RecházameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora