Capítulo 22

5.8K 620 77
                                    


BRENIN

Papeles y papeles.

Es lo unico en lo que he podido refugiarme este día, revisando examenes escritos que agradezco ahora hayamos incluido, porque si no fuera por ellos no tendria nada para mantener mi mente ligeramente ocupada.

Porque tampoco la mantengo al 100% en esto, ya que casi el noventa porciento de mi mente está en aquella pelirroja que me acelera el corazón como ninguna otra ha hecho. Aquella pelirroja que su simple aroma me devuelve toda la paz que un día perdí. Aquella pelirroja que sé está sufriendo este día y en este preciso momento por mi desplante de la mañana.

Pero joder, no sé que hacer.

Paso una mano por mi rostro con frustración cuando las letras ya son ilegibles debido a que no puedo centrarme lo suficiente, no cuanto todo mi cuerpo me pide ir con ella.

Cuando cada terminacion nerviosa en mi esqueleto me pide hundir mi nariz en su cuello e impregnarme con su delicioso aroma, aquella esencia que confirma lo que ya sabíamos, pero que me he negado a aceptar.

Aquella esencia que indica que es mía.

Y que siempre lo ha sido.

–Las estas dañando –Antón me reclama por enesima vez en el día.

Suelto un suspiro y dejo caer mi postura sobre la silla afirmando los codos en las reposillas y afirmando mi mentón en mi puño.

–Lo sé.

–Entonces deja de hacerlo, ellas no merecen este desplante que decidiste hacerles –me gruñe–. Yo quiero ir con ellas.

–Lo sé –porque joder yo tambien lo deseo.

Pero no es lo correcto.

–Si sabes que solo retrasas lo inevitable, ¿verdad? –pregunta–. Porque ellas son nuestras y con el paso de los días lo uncio que lograrás es generar más dolor, incluidos nosotros por no permanecer cerca de ellas.

–Solo...

–¿Qué esperas? –pregunta con impaciencia–. Las cosas ya son así, deja de tener miedo y aceptemolas como corresponde. Yo lo hice.

–Para ti es facil...

–Para ti también deberia serlo, simplemente andas de terco.

Niego y no digo nada más, es inutil.

Uno porque sé que tiene razon, pero me es inevitable no dejar de pensar que ella no nos merece. No sé que planeas habrá tenido la Diosa Luna con esta unión, pero sé que podría haberle dado un mejor compañero que yo.

Uno que no tuviera miedo de quererla, de permitirle entrar, uno que no tuviera tantos jodidos problemas.

–Anoche pasamos un estupendo rato, juntos...–vuelve a hablar–. Pese a que la ignoraste cuando nos habló por el vínculo, sé que pudiste sentir como encajamos perfectamente, como siempre lo hemos hecho, ¿no es así?

–Creo que nunca había estado más relajado en mi vida estando tú presente –respondí sinceramente.

Porque era verdad, al ser mi lado dominante el hechicero; cada vez que Antón aparece nose siente bien. O mejor dicho, no me sentía completo.

Hasta anoche.

Cuando esa hermosa loba rojiza apareció frente a nosotros.

–Debemos ir a buscarlas, no puedes hacerlas sufrir así.

Mi corazón duele ante la sola mencion de aquello, porque sé que la dañe. Con mi frialdad que jamás habia mostrado con ella, el simple hecho de decir su nombre en mi lengua se sentía incorrecto y luego todo lo demás se incrustó en mi pecho como una pequeña espina que solo ha hecho más daño con el paso de las horas.

RecházameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora