Capítulo 41

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AURORA

Mis ojos pesan mientras intento abrirlos, la calidez del cuerpo de Brenin no está y cuando estiro una de mis manos hacia el lado se confirma aquella idea cuando no puedo tocar nada más que las sabanas.

La luz apenas entra por las cortinas cerradas y me aferro a las tapas cubriendo mi cuerpo desnudo cuando un escalofrío me recorre la espalda.

–Ya llegó –Anahí susurra jadeante.

Apenas esas palabras se procesan en mi aún adormilado cerebro una punzada de dolor se instala en mi vientre junto a una rafaga de calor que recorre todo mi cuerpo.

–Nunca dicen que te sientes así –me quejo mientras tomo posición fetal en la cama abrazando mis rodillas–. Duele.

Un quejido abandona mis labios cuando otra punzada se instala en mi vientre e intento destaparme un poco necesitando libertad en mi piel ya que todo me arde y pica.

–¿Roja? –la voz de Brenin es un como un balsamo en la nebulosa que comenzaba a invadirme–. ¿Estás bien?

Su aroma rapidamente me envuelve y mi cuerpo reacción rapidamente a aquello enviando otra punzada. Otro quejido se me escapa mientras me encorvo aún más antes de sentir su mano delinear mi brazo logrando que otra corriente de calor me recorra el cuerpo.

–¿Roja?

–Duele –aprieto con mis manos mi vientre encorvandome–. Duele...

–Lo sé roja, llegó tu celo –sus manos afirmaron mis hombros y me giraron en su dirección–. ¿Que necesitas?

Mis ojos conectaron con los suyos y otra punzada llegó logrando que otro quejido saliera de mi boca. Alargué una de mis manos hacia sus brazos descubiertos y el pequeño roce con su piel alivio momentaneamente mi dolor y calor.

–A ti –susurré–. Te necesito a ti.

Un gruñido se formó en su pecho y recorrió mi rostro con la mirada.

–Por favor...–susurré nuevamente viéndolo a los ojos.

Me estaba volviendo loca tenerlo cerca y que no me toque, mi cuerpo anhela su toque, su cercanía, envolvernos con su calor y sus dientes enterrados profundamente en mi cuello.

Se inclino en mi dirección y rapidamente alce el rostro para unir nuestras bocas, un ligero temblor me recorrió el cuerpo por finalmente sentirlo junto a mí mientras abro mis labios para comenzar a besarlo.

No sé que me sucede y sé que es por el celo, porque todas mis inhibiciones o la verguenza se esfumó. Lo unico que quiero es a él y sentirlo a él, nada más.

Cerré mis ojos soltando un gemido cuando su lengua entro en contacto con la mía, alcé la barbilla para darle más acceso y mis manos rapidamente se aferraron a su camiseta con fuerza deseando desgarrarla de su cuerpo.

Necesito sentirlo más cerca, más de él, más todo.

Su beso rapidamente se torna posesivo mientras su lengua domina la mía y una de sus manos se enrosca en el pelo de mi nuca manteniendo mi cabeza firme ante su ataque. Abro más la boca, dandole lo que quiere y lo que mi cuerpo necesita consciente de que él también siente lo mismo.

–Más...–gemí contra sus labios alejandome brevemente.

Mis dedos se mueven freneticamente sobre su camiseta dandole la clara intención de lo que quiero y necesito.

–¿Qué quieres? –murmura con la voz ronca besando y mordisqueando mi mandibula.

–Sentirte...–alcé levemente la prenda y él la sacó sobre su cabeza dejando expuesta la piel que tanto anhelo–. Te necesito cerca.

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