AURORA
Un quejido de frustración se me escapa cuando Brenin nuevamente pasa a mi lado como si nada, como si no fuéramos nada para él; pese a que sé que no es así.
Ha actuado así los pasados tres días, por más que intente acercarme se aleja. Ya nisiquiera almuerza acá en la casa, por lo que los pocos segundos que logro verlo es ahora, en el desayuno.
Pero siempre que bajo, termina todo en dos segundos y se coloca de pie para irse.
Siempre encuentra la manera de escabullirse.
–Hija...–mamá me habla con pesar viendo la situación–. Dale tiempo.
–Ya ha tenido más que suficiente –respondo con seriedad escuchando el ventanal abrirse–. No seguiré así.
–Aurora...–mamá vuelve a hablar pero la ignoro.
Negando camino trás él siguiendo sus pasos consciente de que él puede escucharme. Va unos cuantos pasos más adelante adentrándose en el bosque, pero no detiene su andar.
–¡BRENIN! –grito caminando más rapido–. ¡EY!
Su indiferencia solo logra enfadarme más logrando que hasta Anahí gruña en mi interior, por un segundo puedo notar como hace amago de detenerse, pero al parecer solo es cosa de mi imaginación porque simplemente sigue caminando.
–¡NO PUEDES SEGUIR HUYENDO DE MÍ! –grito nuevamente con frustración, sintiendo la magia fluir en mis venas–. prohibire.
Recito formando una pared invisible frente a él logrando que choque contra ella, dándome ventaja de acercarme más. Voltea en mi direccion rodando los ojos y su actitud no hace más que abrir la brecha en mi pecho con el desplante que he recibido de su parte estos días.
–¿Qué? –dice con tono aburrido.
–¿Qué? –repito con frustración llegando frente a él–. ¿Cuándo detendras este acto?, van tres días Brenin, tres días –lo miro a los fríos ojos verdes–. Tres días recibiendo tus desplantes, no es así cómo debería ser.
–¿No? –pregunta acercandose un paso más encarandome–. ¿Cómo deberia ser segun tú?
–No es como yo crea, es como deber ser –empujo su pecho con uno de mis dedos, mi cuerpo vibrando por la cercanía–. Somos compañeros Brenin, ¡COMPAÑEROS! –grito–. Deberíamos estar juntos, no tú corriendo de mí mientras yo hago el esfuerzo de entenderte.
–No sé cuántas veces debo repetirlo Aurora –mi nombre saliendo de su boca me enoja–. No siento lo que segun tú deberia sentir... –pasa una mano por su cabello viendo hacia un lado–. Al principio pensé que detendrías este acto, pero ya no se que hacer para que te detengas.
Mis pies dan un paso atrás ante su frialdad y pecho arde ante sus palabras, calando en lo más profundo de mi corazón. Anahí suelta un quejido en mi interior mientras lo miro fijamente sin entenderlo.
–¿Por qué haces esto? –pregunto en un susurro sin apartar la vista de aquellos ojos verdes que siempre amé.
Su semblante momentáneamente cambia, un fantasma de arrepentimiento en sus ojos que rapidamente desaparece, mientras su mirada cae en mi mano que acaricia el collar que jamás me he quitado.
–Porque debes dejar esta idea de nosotros –responde con la mandibula apretada–. Porque no lo hay.
–Solo porque tú no lo quieres así –susurro.
Niega y suelta una risa ironica, que solo aumenta mi dolor.
–¿Has notado que no nos afecta este distanciamiento? –pregunta–. Sí fuéramos compañeros como dices no seríamos capaces de estar lejos el uno del otro, pero no es así...¿sabes por qué? –me mira fijamente–. Porque no somos compañeros Aurora –responde con seriedad dejandome estatica y entumecida–. Solo son ideas que te haz hecho por como era nuestra interacción desde que eras bebé, pero este teatro ha ido demasiado lejos –dice entre dientes viendome con enfado y apuntándome con un dedo–. Debes detenerlo.
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Recházame
FantasyAlmas gemelas, dos palabras que colocan el mundo de cualquiera de cabeza. Algo que todo lobo espera y anhela. ¿Pero que pasa cuando la encuentras en la hija de tu mejor amiga? ¿Cuándo eres varios años mayor? ¿Cuándo tienes miedo? Dicen que uno perdo...