Capítulo 5

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BRENIN

2 años después.

Puedo perfectamente escuchar sus pasos venir por el pasillo, calmados pero firmes. Como pequeñas plumas que hacían caricias en el suelo, pero que eran mis peores tormentos.

Sabia lo que venía, lo que sucedería.

Inconscientemente mi cuerpo reaccionó ante ello, mis palmas sudaron y mi respiración se acelero ligeramente. Pensé en esconderme, pero siempre me encontraba y luego era peor.

Escuché como el pomo era girado y la puerta se abría. Mi cuerpo hormigueó inmediatamente ante el conocimiento del sucedo que estaba próximo a suceder.

Escuché el cierre la puerta y del pestillo, cerré los ojos y tragué saliva pesadamente.

Odiaba lo que ella me hacía, odiaba a mi padre por haberse casado con ella luego que mi madre muriera y odiaba mi cuerpo cada vez que ella lo tocaba.

Sentí sus pasos acercarse, la proximidad de su aura contra la mía.

Abrí los ojos en cuanto la sentí a mi espalda, no moví ni un musculo y solo dejé que se acercara. Sus dedos alcanzaron mi cabeza sumergiéndose en mi cabello y un escalofrió intenso recorrido mi columna.

–Hola tesoro –apreté la mandíbula al escuchar su voz–. ¿Cómo va tu día?

Mordí mi lengua para no decir nada y solo fijé mi vista en la ventana, admirando los arboles mecerse con el viento.

–Mi día no ha ido muy bien, ¿Qué tal si me ayudas a mejorarlo?

Una bola cayó en mi estomago mientras mis mandíbulas se mantenían apretadas. La mano de mi cabeza descendió por mi cuello y luché contra el impulso de apartarla, de empujarla lejos y zafarme de lo que venía, pero no podía.

Sus amenazas danzaban por mi cabeza cada vez que la tenía cerca, podría usar mi magia, pero aun no la dominaba completamente y solo podría generar caos.

Sus dedos recorrieron mi brazo y su boca se acercó a mi barbilla, pese a tener 15 alcanzaba el metro setenta y la baja estatura que ella tenía me beneficiaría algún día. Sus labios se deslizaron por mi mandíbula mientras su mano se adentraba bajo mi camiseta y recorría mi abdomen para luego ir cada vez más abajo.

Volví a tragar mi saliva espesa y cerré los ojos un momento para desconectarme de todo mientras sentía como hurgaba con el botón de mi pantalón.

–Vamos tesoro – habló mientras bajaba el cierre–. Lo pasaremos bien como siempre.

Luche contra la arcada y mi cuerpo se mantenía tenso todo el momento cuando su mano finalmente se abría paso en mi ropa.

Mis ojos se abrieron abruptamente cuando algo golpeó mi rostro con fuerza. Me senté en la cama con el cuerpo sudoroso, sensación de pánico y la respiración acelerada mirando hacia todos lados en busca de alguna amenaza, pero solo me encontré con la figura de una mujer con expresión de preocupación parada al lado de mi cama con una almohada en sus manos y Chris tras ella mirándome fijamente.

–Ey –me habló suavemente la pelirroja logrando que la vea–. Todo esta bien, estas aquí con nosotros...–volteo hacia su pareja y luego nuevamente hacia mi–. Estas a salvo.

Dejó la almohada sobre la cama y se hizo a un lado cuando Chris caminó hacia la cama. Me tensé cuando se sentó al borde frente a mí, pero mis ojos fueron hacia la mujer aún de pie con desconfianza.

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