Capítulo 20

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AURORA

CUMPLEAÑOS PARTE I

Finalmente habia llegado el día.

Cuando al fin podría transformarme en mi loba. Verla por primera vez, que aspecto tiene y completar al 100% nuestro vínculo de licantropas.

Y además, será el día en que mi esencia y la de Brenin saldrán a flote evidenciandonos como compañeros, pero pese a la emoción de aquello no puedo evitar eclipsarla con el temor de que él no reaccione de buena manera y se deje vencer por sus propios miedos.

Porque pese a que los ultimos meses ha tenido actitudes que uno pensaría que lo ha asimilado y aceptado, también está la otra cara de la moneda cuando su mente lucha con salir a flote y termina dando vuelta todo volviéndolo el mismo distante y frío de siempre.

Aún así, los ultimos días no se ha despegado de mí.

No desde que le revele la marca de rastreo.

Hemos estado averiguando qué hacer con ella, pero tal cual como yo ya habia leido en el libro, la unica manera de quitarla es si la dueña lo hace. Y eso lo tiene tenso, malhumorado y ansioso, porque sé que quiere hacer lo mejor para protegerme, pero las circunstancias no están a su favor.

Mis ojos vuelan hacia el patio cuando la risa contagiosa de Peter me saca de mis pensamientos y salgo un poco más fuera de mi balcón para ver mejor como mamá juega con él en el pasto. Una sonrisa se instala en mi boca cuando vuelve a soltar una risotada debido a que mamá le está haciendo cosquillas en la panza.

Con Brenin también tomamos la decision de decirle a mis padres sobre la marca, pero yo misma decidí que lo haría una vez que esta noche termine.

Así que lo más seguro es que lo haga mañana o pasado.

Unos golpes hacen que volteé hacia la puerta dejándome ver la figura de papá asomarse buscándome con la mirada.

–Hola princesa... –habló mostrando solo sus mechones rubios en la puerta entreabierta–. ¿Puedo entrar?

–Claro...entra.

Su imponente figura ingresó en mi habitacion y volví a ver hacia el patio cuando Peter volvió a reír. Sentí cuando papá llegó a mi lado contemplando también la escena frente a nosotros y en cómo sus ojos brillaron con amor ante aquello.

–¿Cómo estás princesa? –preguntó sin dejar de ver a mamá.

–¿Con respecto a hoy? –pregunté y asintió–. Nerviosa, pero ansiosa por finalmente ver a Anahí.

Sus ojos celestes conectaron con los míos y me sonrió.

–No estes nerviosa...todo saldrá bien –uno de sus brazos me abrazó por los hombros y me atrajo hacia su pecho–. Ademas, estaremos ahí contigo en cada momento.

–Lo sé –restregué la mejilla contra su camisa sintiéndome en casa entre sus brazos–. ¿Duele mucho?

Un suspiró salió de él y me abrazó con ambos brazos mientras yo envolvía su cintura.

–No te mentiré, si duele –dijo, pero eso ya lo sabía–. Simplemente debes dejarlo fluir, no luchar con ello, así con el paso del tiempo y mientras más veces le des salida a Anahí dolerá menos.

–Bueno...no es algo que pueda evitar así que no me quedará de otra que ser fuerte.

–Así es mi pequeña valiente –me apretó más contra su cuerpo haciendome reír–. Entonces...

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