Capítulo 39

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AURORA

Despierto cuando la luz del sol me da directamente en el rostro, resignada a que ya debo despertar y hacer algo por la vida me estiro en la cama, expandiendo todas mis extremidades como si fuera una estrella de mar.

Mi mano derecha cae contra el lado vacio del colchón y volteo a ver en esa dirección notando lo fría que está la cama.

Brenin no durmió conmigo anoche, dijo que lo mejor era que fuéramos de a poco y que vendría a dormir aquí cuando yo se lo pidiera y siempre y cuando estuviera segura que lo quería en mi cama.

Y en parte, se lo agradezco.

Porque no sé muy bien cómo rondar con él todavía, todo está muy reciente y soy una bola de nervios respecto a nosotros. Si bien, pasó lo que más quería y era que nos aceptara, todo lo que abarca lo demás que es tema intimidad de compañeros me causa revoltijos en la guata por nervios.

Un olor a tocino se adentra en la habitación y mi estómago gruñe de hambre.

–Mh tocino –Anahí ronronea.

Una sonrisa se me escapa y me siento en la cama King admirando el lugar, anoche no fui capaz de recorrer todo ya que estaba cansada y apenas toqué la almohada me dormí. Incluso sigo con la misma ropa.

Doy una rapida repasada a todo, pero mis ojos instintivamente se detienen en el tocador de la esquina. Me levanto y avanzo con tranquilidad escuchando como la madera cruje bajo mis pies mientras quedo de pie frente al hermoso tocador.

Es de madera gris azulada, un gran espejo redondo está sobre el nivel principal, el mesón es un tipo de marmol blanco con gris con bordes altos para prevenir que las cosas caigan por la orilla, a la derecha hay otro nivel más bajo que contiene los cajones hacia el piso con manijas en tono dorado que le da una combinación hermosa en todos los tonos.

Pero lo que más llama mi atención es que mi perfume está aquí, justo a un lado del espejo.

Aquel que pensé había perdido porque no lo encontraba en casa de mis padres y solo por curiosidad abrí uno de los cajones encontrando maquillaje y coletas que también pensé haber perdido, pero claramente fue él que movió cosas.

Otra sonrisa se forma en mi rostro ante su tecnica de mudarme lentamente sin que me diera cuenta, porque eso significa que va en serio con nosotros y tenía la esperanza de que yo le dijera que sí.

Unos golpes en la puerta me sobresaltan y unos segundos despúes Brenin asoma la cabeza dejandome ver sus hermosos ojos verdes intensos a traves del espejo.

–Hola –susurró adentrandose más en el cuarto–. Pensé que seguirías dormida, venía a despertarte para desayunar.

No volteé hacia él y continué viéndolo por el reflejo.

–Sabes...pensé que había perdido estas cosas –miré brevemente dentro del cajón antes de cerrarlo y volver a verlo–. Pero aquí están.

–Así no tienes que mover tantas cosas ahora –sonrió inocentemente caminando hacia donde me encontraba.

Mi corazón comenzó a bombear con mayor rapidez y la piel me hormigueaba cada vez más mientras él se acercaba. Enderecé mi postura para que él no notara las reacciones de mi cuerpo, pero fue inutil ya que cuando su calor se acopló al mío al abrazarme por la espalda un pequeño jadeo se me escapó.

Una sonrisa ladeada se formó en sus labios y quise borrarla por dejarme en evidencia ante él.

–¿Tienes hambre? –preguntó con su aliento rozandome la oreja–. Preparé tocino y huevo.

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