CAPÍTULO 19

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POV GALA.


Estoy trabajando con mi portátil sobre mis piernas y no puedo evitar mirar a cada rato la puerta.

¡Por Dios Gala! ¿Qué esperas?

¿Qué Tristán venga a verte?

Resoplo.

Estoy por enviar un correo a Kamal, cuando mi móvil suena. Miro a un lado y el número tiene el código de Nueva York.

Lo tomo y respondo.

—¿Hola?

—¿La señora Gala Spinster?

—Sí. ¿Quién habla? —frunzo el ceño.

—Soy, Alan Thompson.

¿Qué hace un miembro de la junta del edificio llamando?

—¿Ocurrido algo?

—Sí. Lo que sucede es que, anoche, se registró un robo en su domicilio.

Me enderezo en la cama.

—¿DiSculpe?

—Hemos intentado localizarla, pero se nos ha hecho imposible.

—¿De verdad?

—Necesitamos llenar algunos informes.

—Mi abogado se encargará de todo personalmente—lo corto—No estoy en la ciudad y aún no pienso volver.

—Está bien—dice, aclarándose la garganta.

No espero y cuelgo antes de llamar a mi abogado y ponerlo al tanto de la situación.

—Enseguida me pongo en marcha—anuncia de manera profesional Alonso.

—Envíame el reporte policial lo más pronto posible.

Cuelgo.

¡Tiene que ser una maldita broma, ¿Quién coño se atrevería a entrar a mi ático? Dios, ¿Dónde está la maldita seguridad?

El sonido de unas maldiciones y gritos atraen mi atención. Me pongo de pie, miro la herida que solo es superficial y ahora no me duele como hace un par de horas. Camino hasta la ventana y veo alejarse un coche de patrulla.

Kamal ha hecho su trabajo.

La puerta de mi habitación se abre. Y, veo a Tristán, entra, y cierra de un portazo. Sus ojos echan chispas y tiene las manos en puño.

—¡Eso fue obra tuya! ¿No? —grita señalando por la ventana.

Suspiro.

—Cumplía mi deber ciudadano.

—No mientas—escupe—Lo hiciste para deshacerte de él —está enfurecido.

—Yo no puse una pistola en la cabeza de tu padre para que lavara el dinero de esos criminales y desfalcara el hotel.

—¡Podíamos haberlo solucionado sin que él fuera a la cárcel!

—¡Oh, vamos! Tristán, tú y tu familia se creen intocable y creen que pueden pasar por encima de la ley ¡Pues no! Esto es un negocio, yo no me pongo la mano al corazón contra delincuentes

Me toma de los hombros haciéndome jadear de sorpresa. Su agarre no es doloroso, pero si es fuerte

—Eres una maldita arpía—sisea.

No voy a negar que la palabra me afecta. Pero, en cambio, le doy mi mejor sonrisa.

—Dime algo que no sepa—me inclino un poco y, con chulería, paso mi lengua por sus labios—La diferencia entre tú y yo... es que yo, no temo hacer lo que debo hacer para obtener lo que quiero. En cambio, tú. Intentas aparentar ser alguien recto y no lo eres.

Espina de Rosas🌹 {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora