Espina de Rosas🌹 {TERMINADA}

CAPÍTULO 28

Siento sus labios sobre los míos.

El roce de su lengua y, como su respiración, se mezcla con la mía.

¡Señor!

Deja de pensar en Tristán.

Ahora que sé, que él no fue el que envió el mensaje la fatídica noche, siento que me estoy ablandando con él y no puedo.

Sé que me va a odiar cuando se entere quien soy. Y, que acabe con su familia.

— Gala. Gala.

— ¿Eh? — digo mirando al frente para ver a Kamal mirándome con una sonrisa divertida.

— Tengo unos minutos hablando de los balances que han enviado desde Nueva York y no me pelas.

— Lo siento — murmuro— Es que, me distraje.

— Te decía que, los informes de Nueva York no tienen novedades significativas.

— Aun, soy rica— digo en tono seco, tomando la pluma estilográfica entre mis dedos.

— Lo eres—se ríe.

— ¿Cómo va lo de Sofía? — inquiero cambiando de tema.

— Solo estamos esperando la sentencia.

— ¿Estamos? — arqueo una ceja.

Se remueve nervioso.

— Esta. Quise decir que, Sofía está a la espera.

— Bien. Por cierto, ¿Sabes que mi querido hijastro, es el culpable del intento de robo de mi departamento?

— ¿Por qué no me sorprende?

— Estaba en busca del testamento, el muy idiota—gruño.

— Dime que lo hiciste mear encima, ¿Presentaste cargos?

Me rio.

— Le envié una propuesta—me encojo de hombros— Deja de oír las pendejadas de su madre y vive su vida con lo que le deposito, o presentaré una denuncia formal.

— Eres condescendiente con ese vividor.

— Lo sé—suspiró— Lo hago. Porque a pesar del desamor que sufrió Jared por parte de su hijo. Él, siempre albergo la esperanza de que le buscará con el fin de verle y no de pedirle plata.

— Vividor de mierda.

Asiento.

— Quería decirte también que, no hemos encontrado nada de los hombres que pudieron iniciar el incendio en la tienda de comestibles— dice de repente.

— Es frustrante.

— Lo es, pero no había cámara de seguridad. Tampoco los vieron.

— Loreta, sí— Me reclino en la silla— Sin embargo, no podría reconocerlos. Ahora bien, con que Nancy caiga me doy por bien servida.

— ¿No te importa que los hombres no aparezcan?

— ¡Claro que sí! — gruño— Pero, no hay manera de encontrarlos. A menos que sea Nancy la que los delate.

— Entiendo.

— Ahora, ¿Vas a decirme, porque suspirabas como colegiala?

— Yo no suspiraba— ruedo los ojos.

Él, se ríe.

— Estás complicando la situación al no decirle la verdad a Tristán sobre su madre y sobre ti.

— Ya lo es —susurró— Siento que en cualquier momento todo saldrá a la luz.

— Eso es bueno, ¿No? — Lo miró fijamente con los ojos abiertos.