CAPÍTULO 23

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Tristán se aleja de mí y me recompongo. Volteo para verle en silencio.

De su traje saca un pañuelo, me lo tiende y, es cuando caigo en cuenta de que, en ninguno de los dos encuentros, hemos usado protección. Tengo un implante, pero eso no me protege de otros problemas.

—Dime que estás sano—murmuro con voz gutural.

Por un momento me mira sorprendido y al siguiente, su rostro de contraer.

—A diferencia de lo que puedas pensar, no me meto con todo lo que se me atraviesa.

Bufo.

—Preocupado debería estar yo—me barre—Digo, tienes una reputación que te precede.

Lo fulmino con la mirada. Arrojo el pañuelo a un lado y me enderezo.

—Vete. A. la. Mierda —siseo antes de dar media vuelta.

Le escucho resoplar.

—¿A dónde vas? —inquiere.

—Lejos de ti, imbécil.

—No hay nadie aquí, Gala— le escucho decir.

Miro alrededor y, maldigo entre diente cuando me doy cuenta, de que tiene razón. Estamos en medio de la nada. No hay nadie en kilómetros. Mi bolso lo dejé en el coche del idiota de Tristán.

No será tan idiota, si te dejaste follar de nuevo por él.

—¡Maldita sea! —gruño mirando hacia arriba.

Sé que no tengo otra salida que ir con él.

Resignada. Me doy media vuelta y camino en dirección al coche.

Sin decir una palabra subo y dejo claro mi cabreo, cuando cierro la puerta. A través de vidrio del parabrisas lo veo observarme en silencio. En sus labios baila una sonrisa antes de acomodarse la pajarilla del traje.

Cuando sube al coche, me concentro en arreglar mi maquillaje y en no parecer una desquiciada. Acomodo mi cabello lo mejor que puedo y, me paso una toalla húmeda sin olor por los brazos, el cuello y el escote.

Por último, saco un mini frasco con perfume.

—¿Tienes el bolso de Hermione contigo? —me detengo en seco cuando veo su sonrisa cabrona.

—Si—replico—Y, también la escoba. Pedazo de idiota.

Tristán lanza una carcajada.

Enciende el coche y sale de a la carretera para continuar el viaje.

El camino se me hace eterno. Cuando veo las luces de hotel respiro aliviada. No puedo soportar más estar al lado de Tristán sin que me altere.

Tristán estaciona y cuando voy a salir del coche, no puedo porque ha puesto seguro.

—Déjame salir—demando.

—No me he olvidado del asunto—me recuerda.

—Pero, ¿Qué es lo que quieres?

—La verdad.

—No podrías soportar la verdad.

—Te sorprenderías — anuncia—Hay algo en ti, que me atrae—continúa—Pero, también sé que eres mala—me mira a los ojos—Las rosas son hermosas y, sin embargo, sus espinas pueden dañar.

Levanto el mentón ante tal afirmación.

—No te has puesto a pensar que tal vez soy así, por alguna razón.

Espina de Rosas🌹 {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora