Capítulo 39

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Todo lo que sube, tiene que bajar.

Esa es la ley de la vida.

Ahora es el turno de Tristán de bajar del pedestal autoimpuesto.

No voy a negar que, una parte de mí, se siente feliz de verle aquí. Sin embargo, la bruja en mi interior solo quiere patearlo y, hacerle sentir un poco de lo que él me hizo sentir cuando me dijo todas esas cosas en el hospital.

— Bien— digo a Tristán que, está de pie en la entrada de mi oficina— ¿A qué debo el honor de tu visita?

Mi voz desborda ironía.

Paseo por el lugar. Llego al escritorio y me reclino en él.

Le doy una mirada cínica.

— ¿Se te olvido decirme algo más? — continuo. Al ver que solamente me observa.

— Gala—da un paso adelante con cautela— Lo siento.

— ¿Qué sientes? —ladeo la cabeza e ignoro el latido de mi corazón— Tratarme como la culpable de todas las malas acciones que los Harrison cometieron.

— Estás disfrutando de esto. ¿No es así?

— Ya lo sabes.

Niega y da un paso atrás.

— ¿Es serio, lo que tienes con ese hombre?

— Es, importante.

— ¿Lo es? — replica en tono bajo.

— Digamos que somos viejos conocidos, de cama— me burlo.

Asiente.

Pero, puedo ver la ira reflejada en sus ojos.

No le ha gustado mi respuesta.

De dos zancadas, está frente a mí y posa su mano en mi cuello.

No me besa, pero su aliento, me roza.

— Sé que estás haciendo esto porque te lastime. Pero, no pienso marcharme— murmura — Lo que acabo de ver me ha cabreado, mucho. Aun así, sé que no tengo derecho a reclamarte nada. Sin embargo, que te quede algo claro. Gala—continúa— Eres mía. Siempre lo has sido.

Su tono es firme y serio.

— Ahí, si estás equivocado— replico—Yo no tengo dueño— Digo alejándome de su agarre— Además, no me interesas en lo absoluto.

¡Qué mentirosa eres, Gala! Me reprendo.

Paso a su lado.

— Voy a pasar por ti esta noche e iremos a cenar.

— No estas ni tibio, Tristán Harrison— gruño— Yo no tengo nada que ver contigo.

— A las ocho— Anuncia antes de darse la vuelta.

Abre la puerta y se detiene en el relleno.

— No pienso irme de aquí, hasta que logre mi cometido.

Con esa amenaza, sale de mi oficina dejándome en shock.

Cuando me quedo sola, tomo mi móvil y marco.

Al segundo tono responden.

— ¿¡Por qué no me dijiste que Tristán venía!? —gruño.

— Hola, a ti también—dice en tono cantarín, Kamal.

— ¡No me vengas con esa mierda, Kamal! — grito— No lo quiero aquí.

Él suspira.

—¿Por qué? Porque le amas y tienes miedo de que, por fin, puedan solucionar todos sus problemas y ser felices.

Espina de Rosas🌹 {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora