Espina de Rosas🌹 {TERMINADA}

CAPÍTULO 6

POV TRISTÁN.

— ¡Debe ser una maldita broma! — La expresión de ira proviene de mi madre.

La familia está sentada en el salón mientras mi padre le anuncia que la propiedad que ha pertenecido por generaciones a los Harrison ya no nos pertenece.

— ¿Qué más podía hacer? — mamá fulmina con la mirada a mi padre desde su asiento.

— No sé, ¡Tal vez dejar mi maldita casa fuera de tus negocios! — escupe con Ira— ¿En qué carajos pensabas Roger?

— En salvar algo de lo que nos queda— responde con simpleza.

Mi mirada se dirige a Sofía, mi hermana, que como siempre está imperturbable al lado de Greg. El cual se ve algo sorprendido ante las buenas nuevas.

— Mañana llegará y quiere que se haga una fiesta de máscaras— continuo papá ignorando a mamá— También debemos organizar todo para su llegada— mira a mamá — No nos echó a patadas Nancy. De hecho, hable con Kamal, su mano derecha y ella nos dejará quedar aquí hasta que encontremos algo de nuestra altura.

— Esto es inaudito—sisea negando antes de clavar los ojos en mi hermana— Debes hacerte su amiga Sofía— ella abre la boca, pero la vuelve a cerrar guardando silencio y solo se limita a asentir.

— Si todo sale como lo planeo, podremos recuperar la finca— anuncia papá. Mira su reloj y se pone en pie— Me voy.

— Pero, si acabas de llegar.

— Tengo trabajo pendiente— dice como si fuera obvio, antes de verlo caminar hasta la puerta.

Mi hermana y Greg se levanta y yo hago lo mismo.

— Tristán. Espera.

Me detengo en seco.

— Sí, madre—volteo verla.

— Esta tarde me llamo Silvia— evito hacer una mueca al escuchar el nombre de mi exsuegra y amiga de mi madre— Está preocupada por Raquel.

— En vez de llamarte a ti, debería llevar a su hija a un psiquiatra.

— ¡Por Dios Tristán! —gruñe—Es tu esposa.

— Exesposa—le recuerdo.

— Aún no sale la sentencia.

— Pero lo hará muy pronto y por su bien, y el de todos debería llevarla a un especialista porque Raquel no está bien.

— Solo está deprimida— comenta.

La miro como si no creyera lo que dice.

— Lo dices como si fuera una tontería— niego— La depresión, mata a miles de personas al año por si no los sabías.

Suspira con impaciencia.

— Deberías ir a verle.

— Eso no va a pasar—bufo— Adiós, madre.

— ¡Tristán! — chilla.

— Ahora, ¿Qué? — la miro de lado.

— Sé que nunca vas a perdonarme por lo sucedido— su gesto se descompone mientras el mío se vuelve una máscara de hielo—Pero, mírate ahora. Lo que has logrado.

— Sí. Un matrimonio fallido y sentirme lleno de resentimiento con la vida— ella no dice nada—Si me lo preguntas, hubiese preferido morir en ese incendio junto a Emma. En vez de pasar mi vida lamentando su perdida.

— No te merecía— sisea con desprecio.

— No. Madre, al contrario— niego— Era demasiado buena para mí.