CAPÍTULO 9

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Camino a la finca no puedo dejar de mirar cada tramo del sendero. Los recuerdos de mi vida en Summerlin South viene a mi mente una y otra vez, las veces que recorrí sus calles y disfrute de un día de verano, las miles de veces que trabaje en la tienda con mi padre y terminábamos el día con una pizza y un tarro de helado.

Sí. Fueron los mejores momentos de mi vida.

La camioneta se detiene frente a un semáforo y distingo la calle. Es la calle donde viví los primeros dieciocho años de mi vida.

— Oríllate— le ordeno al conductor del auto. El hombre me mira sin entender. Abro la puerta y bajo— Hazlo— digo antes de cerrar la puerta.

En medio de la noche y con la brisa revolviendo mi vestido, ya sin mi máscara, camino por medio de la calle.

Un salón de tatuajes es lo único que está abierto. Alrededor, hay algunas personas por la calle, pero no les prestó atención y me detengo frente al edificio en ruinas. El lugar tiene un aspecto triste y lúgubre. A pesar de los años transcurridos todavía puedo ver las llamas claramente.

Aún puedo escuchar mis gritos de dolor al saber que, mi padre estaba dentro. Aquí perdió la vida. Y, después del sencillo funeral, partí de este pueblo con Loreta.

No me quedaba nada en este sitio.

Mi padre había muerto, junto a mi hijo y Emma esa misma noche. Sobre la tumba de mi padre juré que, nadie me pasaría por encima de nuevo como lo hizo Nancy Harrison esa tarde. Me trato como basura y Tristán puso la cereza del pastel.

—No es de por aquí, ¿cierto? —doy un respingo cuando y me encuentro con los ojos negros de una anciana.

La recuerdo.

La señora Martínez. Una vecina que poseía una tienda de aceites, hierbas y decía que podía leer las cartas.

— No. No lo soy—respondo mirando al frente de nuevo.

— Pero, una vez si fuiste de aquí—comenta de manera enigmática.

— ¿Qué...?

— Te vi en mis cartas. Soy Lucrecia — dice como si eso explicara muchas cosas.

Así que le doy una sonrisa ladeada.

— Mi nombre es Gala—ella arquea su ceja— ¿qué más vio en sus cartas?

— Solo vi que, llegaría la hora de que algunos pagaran el daño ocasionado en esta ciudad—se inclina un poco susurrándome.

Suspira antes de señalar el edificio.

— Pobre Jorge— murmura recordando a mi padre— El hombre únicamente fui víctima de una mente cruel.

— ¿Qué le paso? —inquiero tratando de disimular. Aunque, creo que ella me ha reconocido.

Algo un poco desconcertante.

En estos años he hecho algunos procedimientos que me han dejado muy lejos de la niña que fui.

— Lo asesinaron— anuncia.

— ¿Perdón? — replico algo asombrada de sus palabras.

— El incendio lo provo un derrame de amoniaco—niega—Jorge era muy cuidadosos y no tenía ese tipo de cosas en su tienda—me mira directamente—Cuidaba mucho a su hija.

La respiración se me atasca en el pecho e intento mantener a raya mis sentimientos.

— ¿Qué fue de ella?

— Unos dicen que murió, otros que desapareció para nunca volver.

— ¿Qué piensa usted?

— ¿La verdad? No lo sé. Le pregunté a mis cartas una vez y no obtuve respuesta.

Espina de Rosas🌹 {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora