Espina de Rosas🌹 {TERMINADA}

CAPÍTULO 21

Entro al hotel y observo que hay un pequeño revuelo. Sin prestar mucha a atención en el asunto, camino en dirección a mi oficina. Cuando llego al piso directivo me encuentro con la secretaria. La señora Lucia no es mi fan. Ella es fiel a Roger Harrison y me ve como una trepadora.

Solo conserva su puesto porque es buena.

—Puedes decirme, ¿por qué hay tanto revuelo en el vestíbulo? —inquiero entrando en mi oficina. Dejo el bolso aun lado y me siento.

La mujer ataviada con un recto y sencillo vestido negro, me mira a través de sus oscuros ojos y veo las finas líneas en la esquina de sus ojos.

—Están llegando los asistentes al torneo de póker.

Cruzo mis piernas y muevo la silla hasta ponerme de lado.

— ¿Por qué no lo sabía? —preguntó en voz baja y fría.

Ella abre los ojos como platos y .

—Pensé que el señor Roger o Tristán le habrían informado.

—No lo uno, ni lo otro—la corto—Por cierto, ya deberías dejar a un lado la pleitesía que le rindes al patriarca Harrison—murmuro. La mujer se endereza—No es más que un delincuente de cuello blanco.

—La lealtad no se regala, señora—ladea la cabeza—Se gana, y el señor siempre fue un buen jefe.

Chasqueo los labios.

—Sí. Bueno, tu jefe, ahora soy yo—tomo una pluma y la muevo entre mis dedos—Deberías saber a quién va tu lealtad. Sé recompensar a los que son leales a mí—suspiro —Los que no. Pues, No me gusta la gente desagradecida—susurro.

La espalda de la mujer se endereza.

—Cumplo a cabalidad con mi trabajo. Si eso no le parece suficiente...

—Por ahora, si lo es—la interrumpo—Ahora, puedes retirarte a tus deberes.

—Permiso... señora.

Muevo la pluma de arriba abajo mientras asiento.

Kamal entra y, se aparta para dejar pasar a mi secretaria.

Cierra detrás y se acerca al escritorio.

—¿Sabes que hay un torneo de póker, del que no sabía nada? —le doy una sonrisa falsa y él se remueve algo incómodo.

—Tampoco estaba al tanto.

—Estás perdiendo facultades.

Resopla.

—Esta mañana me enteré, y te traje la información—Le hago un gesto para que tome asiento y, cuando lo hace, me tiende una hoja.

Miro los nombres del dichoso torneo y me sorprendo al ver nombres de miembros de la máxima elite y, también, de otros que no tiene buena fama. Cuando estoy llegando al final maldigo.

Jeque. Emir Adsuar.

— ¿Debe ser una maldita? —broma gruño.

— ¿Lo viste, dice? —Kamal en tono bajo.

—Como no hacerlo —dejo la hoja sobre el escritorio.

—¿Qué vas a hacer? —Kamal no me mira. Solo acomoda su corbata negra sobre la impoluta camisa blanca de su traje.

—Nada. Recibirlo como al resto.

Levanta la mirada de manera abrupta.

— ¿Qué tienes en mente?

—Estar presente en la noche de torneo—digo sin más.

Kamal resopla y niega con los ojos abiertos, como si creyera que estoy loca.