Espina de Rosas🌹 {TERMINADA}

Capítulo 40

Un ligero toque en la puerta de mi habitación me sobresalta.

Adelante digo retocándome el labial.

Grace, mi ama de llaves. Entra.

— La persona que estás esperando, ya está en el salón.

— Gracias, Grace— digo.

Esta se retira dejándome sola. Loreta se ha ido hace media hora. Ya que, Adrien estaba algo inquieto.

Respiro varias veces, tratando de calmar la ansiedad que siento. Esta noche es decisiva, es la noche donde tendremos que decidir muchas cosas.

—¿Qué coño, Gala? — Susurro mirándome en el espejo.

Tomo mi bolso y salgo de mi habitación.

Llego al salón y me tomo un momento para apreciar a Tristán.

Está de pie frente a la chimenea, viste un traje gris a medida. Está de espaldas a mí y sostiene una fotografía en su mano. Sé que fotografía está viendo. La única que tengo sobre la chimenea son, en las que Jared y yo estamos juntos. Incluyendo la del día de la boda.

Me aclaro la garganta y este se da la vuelta.

Nuestras miradas se encuentran y una sonrisa tira de sus labios al verme.

— Estás hermosa.

— Gracias— digo en tono seco— ¿Sentías curiosidad? —señalo lo que tiene en sus manos.

— La verdad, es que si —dice deja la fotografía— Lindo lugar— murmura.

— Jared tenía buenos gustos— replico.

— No me cabe la menor duda, ¿Puedo preguntar algo?

— Si no hay más remedio— digo en un tono de fastidio.

El mismo que he decidido usar esta noche, cada que pueda.

— ¿Cómo se conocieron?

Con chulería, doy un paso al frente.

— Mientras trabajaba en un bar de Pol dance —Tristán, abre los ojos como platos— Era la mesera— digo— Una noche, salí a tomar aire— continuo— Estaba en lo mío, cuando de pronto aparecieron dos imbéciles intentando robarle.

— Ya—murmura sin preguntar más.

— ¿Nos vamos?

— Si no hay más remedio— murmuro y le escucho resoplar.

Oculto la sonrisa que se quiere formar en mi rostro y paso delante de él.

Que comience el juego.

⭐⭐⭐⭐⭐

No puedo negar que, Tristán se ha esforzado. En todo momento a estado atento a lo que quiero. De igual forma, en la cena. Ya que, nos trajo al Eleven Madison Park.

El ambiente es ameno y nos permite tratar de habar. Pero debo admitir que, no se la estoy poniendo fácil con mi actitud.

— ¿Está buena? —inquiere señalando mi ternera.

Me encojo de hombros.

— Tanto me desprecias que, ¿Ni siquiera puedes compartir conmigo una cena?

— Estoy aquí, ¿No? — lo fulmino— ¿Qué es lo que verdaderamente deseas, Tristán?

— Deseo, que podamos resolver nuestros asuntos—dice en voz baja—Que me perdones y podamos comenzar de nuevo—continúa—Recuperar el tiempo, que se nos fue arrebatado. Equilibrar los días negros que vivimos creyendo algo que no es.