[𝟭] Admiring from afar

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𝖬𝖾𝗂𝗌𝗌𝖺’𝗌 𝖯𝗈𝗏:

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—Meissa…

—Cállate— pedí entre quejas para después volver a hundir mi cabeza en la almohada —. Déjame dormir, no me tortures, Darcy.

—Llegarás tarde— me dijo con severidad, pero mi única respuesta fue hacer un ademán con la mano y restarle importancia al asunto, logrando que mi amiga soltara un resoplido y lo último que escuchara de ella fue cuando salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.

Solté un suspiro de alivio en cuanto la habitación quedó en completo silencio y nadie hacía el intento por interrumpir mi bello tiempo de sueño.

Amaba estar en Hogwarts por el simple hecho de que podía despertar a la hora que deseara, y que nadie me retara por eso. En mi casa, mi madre me levantaba a una hora que debería considerarse pecado para la humanidad y lo peor de todo era que no hacía alguna actividad de provecho en lo que restaba de día; así que sí, amaba Hogwarts por eso, además de otras cosas.

Había tantas cosas distintas en el castillo comparado con mi hogar y una de mis favoritas era que no tenía que verle la cara a Draco a todas horas del día. No era que me llevara fatal con él, simplemente no habíamos congeniado lo suficiente durante nuestros trece años de vida y ninguno tenía la intención de hacerlo en ese momento; llegué a pensar en intentarlo, pero sentía que mi querido hermano no pondría de su parte para lograrlo. En ocasiones extrañaba los momentos que pasábamos juntos en el pasado antes de mi selección de casa.

Ese tema me parecía realmente estúpido, mi cabeza no lograba entender el porqué todo se fue a la deriva con mi familia en el momento en que quedé seleccionada en la casa de Ravenclaw. Muchas personas me habían dicho que los puristas de sangre realmente no tenían un problema con la casa de Ravenclaw, pero parecía ser que la familia Malfoy sí que lo tenía. Según tenía entendido, todas las personas dentro del árbol genealógico de la familia Malfoy habían pertenecido a la casa de las serpientes, claro, exceptuando algunos casos; yo entro en esos últimos.

«Mierda. Las clases» recordé.

Por lo que me levanté de manera inmediata de mi cómoda cama y me despedí de ella luego de muchos lamentos, prometiendo que volvería en unas horas y volveríamos a ser felices juntas. Prácticamente corrí hasta mi uniforme y agradecí a mi yo de la noche pasada por pensar en dejarlo en una silla, listo para ser usado. Me vestí con una rapidez sobrehumana y salí de mi habitación, corriendo y llevándome varias miradas de extrañeza por mi comportamiento.

Llegué hasta el Gran Comedor y al abrir las puertas, Darcy iba saliendo del lugar. En cuanto me vió, me brindó una mirada llena de desaprobación, para después decir:

—Adivinación es nuestra primera clase— me entregó una pequeña hoja de papel en la cual contenía el horario de clases —. Desayuna algo, yo te cubro con Trelawney.

—¿Ya te he dicho lo mucho que te quiero?— dije, tomando el horario entre mis manos.

—Deja de decir estupideces y apúrate, Meissa— fue lo último que dijo antes de proseguir con su camino hasta el aula de Adivinación.

Obedecí su orden y corrí hasta la mesa de Ravenclaw, viendo que ya había pocas personas sentadas en la mesa. Tomé unos cuantos panqueques servidos en la mesa y tomé asiento al lado de Luna Lovegood, la cual me observaba con curiosidad y un poco de diversión.

Wonder─Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora