Wonder─Hermione Granger

[𝟯𝟬] Who's Regulus Black?

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Dejo caer mi peso en el sofá de la sala de estar de la casa de la familia Black, sintiéndome sumamente exhausta luego de limpiar la casa toda la mañana.

Como Harry no se encontraba aquí, ni Avril tampoco -pero eso solamente lo sabemos Lizzie y yo- en toda la casa se siente un ambiente tenso, y se puede palpar la preocupación de todos por el veredicto final en el caso de Harry. Es por eso mismo que la madre de Lizzie nos ha puesto a limpiar toda la vivienda.

Y si soy sincera, fuí un total fracaso en esa tarea, creo que terminé haciendo más desastre en lugar de limpiar. Agradezco que Lizzie y Hermione me han ayudado a tratar de mejorar en la actividad de la limpieza.

—¿Tan malo fue el día de limpieza?— pregunta Sirius al entrar a la sala, luciendo divertido por verme en este estado de cansacio.

—Que gracioso— menciono con ironía, incrementando su sonrisa burlesca —. No soy buena aseando.

—Es porque nunca lo habías hecho.

—Lo sé y me hace sentir como una inútil— exclamo, alzando mis brazos en lo alto —. Llegó un momento en el que desesperé tanto a Hermione que terminó yéndose y abandonándome— comento y puedo escuchar las carcajadas de Sirius.

—Es normal que no sepas hacerlo— dice después de sus sesión de carcajadas que fueron directamente a mí, como si de un ataque se tratara.

—Lo sé, pero no lo sé… es raro no saber realizar algo muy básico y esencial en la vida, ¿no lo crees?

—No tienes que sentirte mal por ello. Tu crianza fue así y no tienes que sentirte culpable por ello— me dice —. ¿Sabes? Me recuerdas tanto a como yo era de joven.

—¿Cómo eras cuando tenías mi edad?— pregunto con curiosidad y él sonríe con melancolía.

—Muy parecido a ti, en realidad— responde y toma asiento en el sofá de al lado —. Cuando era joven tendía a ser muy rebelde con la intención de hacer enojar a mis padres, hacía tantas fiestas en mi sala común que tenía ganada la fama del mejor organizador de fiestas no permitidas dentro del castillo— relata, causando que una risa salga de mí —. No es por presumir, pero yo era popular dentro del castillo junto con mis amigos— dice y su sonrisa decae un poco ante la mención de sus amistades.

—Suena interesante— menciono, causando que él vuelva a la realidad y vuelva a formar una sonrisa.

—Era genial, los mejores años de mi vida, si me lo preguntas— dice y suspira —. Eran buenos tiempos— murmura con un tono de tristeza.

—¿Ya no es así?

—No, nada es igual a como era antes— contesta con un tono de tristeza —. Todo ha cambiado y ya nada se puede solucionar.

—¿Por qué no?

—Muchos han cambiado, otros ya ni siquiera se encuentran con nosotros en esta vida— dice con voz entrecortada, la cual disimula con un carraspeo —. Simplemente nada será igual que antes. Es completamente imposible.

—Entiendo— digo en voz baja, tratando de desviar mi vista de él en caso de que llegue a incomodarle.

—Pero contigo es diferente, son casos totalmente opuestos— vuelve a retomar la palabra al sentir el ambiente tan pesado —. Tú eres una buena chica, tienes buenos amigos, y sé que conseguirás una buena pareja.