Capítulo 1: un trabajo prometedor (parte 1)

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En un tranquilo pueblo, un carruaje se detiene con un chirrido frente a un gremio en la media noche. La radio, que estaba encendida, emitía una melodía suave que flotaba en el aire. Una mujer, de cuyas manos emanaban llamas azules, observaba con ojos penetrantes a la mayoría de los aventureros presentes. Estos, a su vez, notaban a hombres uniformados que dejaban un anuncio en la pared del gremio usando una engrapadora de plata fina. Cuando los hombres se marcharon, un sujeto de aspecto rudo guardó su pistola, que había estado limpiando con anterioridad, y se acercó a leer el anuncio.

A la mañana siguiente, como cualquier otra en ese pueblo, dos clientes estaban disfrutando de su comida en un pequeño establecimiento. Uno de ellos estaba sentado en la barra y el otro en una mesa en el centro del lugar. De repente la puerta se abrió y entró un individuo de cabello negro y ojos rojos. Se dirigió a la barra y luego echó un vistazo al plato del hombre que estaba allí. Al ver lo exquisito que se veía, preguntó por el precio del platillo.

—El precio es de 23 Gares, ¿puedes pagar? —respondió el cocinero con una pregunta.

—Lo dices como si fuese un pobretón. Sí, sí lo puedo pagar, me da un plato —respondió el joven que acababa de entrar al establecimiento.

—¿A nombre de quién? —preguntó el cocinero.

—¿Es necesario? Bueno, a nombre de Buzz, Buzz Gratus —respondió el joven.

—¿Es necesario? Bueno, a nombre de Buzz, Buzz Gratus —respondió el joven

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El cocinero asintió y comenzó a preparar el platillo. Mientras tanto, el joven se sentó al lado del hombre que estaba comiendo en la barra. Este último examinó con más detalle al joven. Notó que llevaba botas negras casuales, pantalón grisáceo, guantes negros de tela barata, un peto de cuero de baja calidad sobre una camisa azul áspera y un saco café opaco y grisáceo. También vio que poseía una pistolera, bolsillos en la parte trasera y una funda donde seguramente guardaba algún tipo de cuchillo. Luego observó su rostro, parecía bastante joven, como de 16 años, y tenía una expresión bastante relajada. Claro, estaba a punto de comer un plato bastante bueno. Sin embargo, también notó que empezaba a impacientarse. El chico volvió a mirar el plato del hombre. En ese momento, sus ojos rojos se encontraron con los del hombre.

—Oye, ¿qué tienes? —preguntó Buzz aún con la mirada fija.

—Nada, solo que no te había visto por aquí, ¿eres aventurero o algo? —respondió el hombre.

—Ha, bueno, apenas empiezo. Llegué a este pueblo apenas anoche, pasé la noche en un pequeño establo, y este sería mi desayuno —explicó Buzz.

—Jajaja, así que ¿vienes un poco necesitado, chico? —dijo el hombre soltando una risa levemente baja pero notable.

—Sí, tal vez, pero espero conseguir algo de trabajo aquí. He oído que hay un gremio aquí y que encargan matar uno que otro monstruo —respondió Buzz con determinación.

—Claro que lo hay —afirmó el hombre con una sonrisa enigmática—. Tal vez no te hayas enterado, pero hace dos días, en una mañana fresca, llegó un grupo de hombres de la milicia de la ciudad de Alanier. Dejaron un contrato, un trabajo especialmente diseñado para novatos como tú.

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