Capítulo 4: en camino.

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—¡NO, POR FAVOR, NO! —gritó Lomon con su voz resonando con dolor.

Los gritos retumbaban en una cueva ubicada en la propiedad de Urbonia. En las profundidades de las cavernas, se encontraban unas catacumbas que se usaban para transportar alimentos en tiempos de guerra. Ahí se encontraba Hans, junto con un hombre que llevaba un traje oscuro y una máscara que solo dejaba ver sus ojos y su cabello. Lomon estaba atado en grilletes de metal, cerca de ellos había una hoguera con una barra de hierro que usaron para torturar a Lomon.

 Lomon estaba atado en grilletes de metal, cerca de ellos había una hoguera con una barra de hierro que usaron para torturar a Lomon

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—Y bien, ¿cuál es el resumen compilado? —preguntó Hans, mirando al hombre enmascarado.

—Bueno, según lo entendido, él estaba en un acuerdo con una banda de ladrones, pero según él, los ladrones, de los cuales hablaba, desaparecieron misteriosamente —dijo el hombre enmascarado.

—¿Pudo haber sido por los Tatones? —preguntó Hans, frunciendo el ceño.

—Debido a los sucesos recientes, puede ser. Con tantas rutas de cuevas, nadie entraría sin un mapa a esas cuevas —respondió el hombre enmascarado.

—No tenía un mapa en mano, así que de alguna manera tenía estudiada una ruta —comentó Hans, asintiendo.

—Parece muy valiosa, una lástima que el lugar se haya desmoronado. Hubiese sido interesante inspeccionar si había algunas marcas, o alguna descripción —dijo el hombre enmascarado sujetando la daga.

—¿Cómo te enteraste de la existencia de este cuchillo? —preguntó Hans a Lomon.

—Yo... recolectaba información en búsqueda de algún tipo de tesoro —dijo Lomon, adolorido.

—¿Pretendías inculpar a Noar a quien asesinaste en un principio? ¿verdad? —preguntó Hans, mirando a Lomon con sospecha.

—Sí, pretendía inculpar a Noar —admitió Lomon con su voz apenas un susurro.

—O sea que, organizaste este evento para acercarte y conseguir este cuchillo, ¿verdad? ¿Era mentira esos supuestos resultados? —preguntó Hans, cruzándose de brazos.

—Sí, todo fue mentira, por favor perdónenme —suplicó Noar, esperando que aún pudiera salvarse.

—Escuché de un joven que usaste un fármaco. ¿Qué fármaco usaste y de dónde lo conseguiste? —preguntó Hans, inclinándose hacia adelante.

—Lo conseguí con un traficante tras mi trabajo que me encargó en Lenderos. Usé una especie que inmoviliza los músculos del cuerpo, adormeciéndolo totalmente —explicó Lomon con voz temblorosa.

—¿Cómo se llamaba esa especie? —preguntó Hans, frunciendo el ceño.

—Se llamaba... rayos, era... era Noramba, una flor de Noramba —respondió Lomon luchando por recordar.

—Los chicos mencionaron que encontraron el cuerpo de Noar rodeado de criaturas carroñeras. Si descubro que mientes, volveré a usar la barra hirviendo. Así que responde, ¿lo dejaste a merced de esas criaturas? —preguntó Hans, su voz era dura y amenazante.

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