Acción

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ASTRID

Megan baja las escaleras de su casa con su pijama puesto, su pelo como el de un león y el maquillaje corrido. Al verme se esfuerza por poner su mejor cara; sin embargo, no es de las mejores, aún así no deja de verse mal. Se frota un ojo y bosteza.

—Siento molestarte a estas horas, pero... —Miro a la señora Casttle, la madre de Megan, quien se ha quedado de pie a mi lado mientras espero a su hija. Ella parece percatarse de que está sobrando en mi charla con su hija y se pierde en los parámetros del comedor—. Megan, yo... —Aprieto mis labios temiendo decir lo que tengo en mente. Mi amiga frunce el ceño.

—¿Qué ha pasado? —interroga— ¿A caso te están molestando de nuevo?

Lanzo un bufido que levanta algunos mechones de mi flequillo.

—Algo así. Es una larga historia y todo es por culpa de... —me detengo en seco, dándome una golpe mental—. No importa. Necesito la dirección de Mika McFly.

—¡¿MIKA?! —exclama haciendo su cabeza un poco hacia atrás con incredulidad. Pestañea un par de veces digiriendo lo que acabo de pedirle— ¿Por qué quieres algo de ese chico? Sabes bien que si descubre que eres la hermana de Patrick...

—Lo sé —le interrumpo. Juego con mis dedos nerviosa—. De hecho, él ya lo sabe —me levanto del sofá para pasearme por el living. Su repentino cambio de humor me ha puesto ansiosa—. Por eso necesito ir a su casa... yo... en serio lo necesito.

—¿Estás bien con eso? —pregunta con inseguridad, buscando mis ojos— Estamos hablando de la dirección de Mika.

Asiento lentamente, ella suspira y sube las escaleras. En unos minutos baja con un papel en la mano.

—Listo, ten —Me entrega el papel con la dirección. La leo y releo, guardándola en mi bolsillo—. Cuidado, ¿sí? —Abro la puerta de su casa y salgo. Megan se queda en el umbral con el ceño fruncido— ¡Oh, es cierto! James me ha invitado al baile. Gracias por la ayuda, As.

—De nada —esbozo una sonrisa incómoda. La imagen de James decepcionado por no aceptar su invitación pasa por mi cabeza aunque en este momento tenga otra preocupación mayor.

Parece una idea creada por un enfermo mental. Y lo irónico es que tal vez sólo a uno puede ocurrírsele ir a la casa de su mayor enemigo; la persona que te ha amenazado y te ha hecho temblar hasta el punto de tener pesadillas. Porque si Mika McFly ha hecho eso durante la semana, no me atrevo ni a imaginar qué es lo que hará en las siguientes. Me aterra pensar en la forma en que me habla, en quedarme a solas con él. Me aterra cerrar los ojos y encontrarlo en mis pensamientos.

No obstante, la única forma de detener lo que tiene en mente, creo que es ir a su casa y hablar las cosas. Ya lo dije antes, no es la mejor idea que puede pensar una persona normal. Es como visitar una fosa de animales hambrientos o peor...





MIKA

Touché.

Tiro al suelo el sable y me quito la maldita careta que está al borde de hacerme estallar en cólera. Es la tercera partida que pierdo y aunque sólo sea un entrenamiento, me enfurece hacerlo contra una chica. La sala queda en completo silencio cuando me salgo de la zona y me siento en el lugar más apartado. Cassandra Gruonie se quita la careta junto con la red de protección y baja la guardia, observándome desde el campo de juego. Un chico de poca importancia que siempre viene a ver el entrenamiento recoge mis cosas y las deja donde corresponden.

—¿Qué pasa contigo, McFly? —pregunta la pelirroja al terminar la clase— Tu forma de ataque fue como la de un novato, y todos aquí sabemos que no eres un novato. No me gusta ganarle a alguien que no juega en su cien por ciento.

Obedeciendo tus Reglas TR#2 ✔️ | DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora