MIKAPajarito sale de su desconcierto y alza un brazo para abofetearme, pero la esquivo sin quitar de mi rostro la sonrisa de satisfacción que tengo. Al ver su fallida agresión, opta por pasar el dorso de su mano sobre los labios, mirándome con recelo.
—No lo volveré a hacer —me disculpo—. Al menos por ahora.
Niega con la cabeza y continúa sacando fotografías sin hacer más. Seré honesto, con verla me basta y sobra. Es un gran paso que no esté huyendo de mí como lo hizo en otras ocasiones o esté frecuentando esa mirada de odio. Además estamos entablando peculiares conversaciones como solíamos hacerlo por mensajes cuando ella no tenía idea que yo era "Mr. Alguien", como me apodó ella. Hasta podría arriesgarme a decir que no me desprecia tanto... o eso espero. Y no hace falta mencionar que se ha sonreído en varias ocasiones y yo creí que nunca lo haría conmigo.
—¿Sabes? No pareces alguien que acostumbre el centro de la ciudad —comenta de pronto. Escucho el sonido de la cámara y noto que ahora está sacando fotos a los niños que juegan con sus padres.
Es decir una foto familiar, qué típico.
—Tienes razón, no acostumbro a venir aquí... —afirmo, poniéndome otra vez frente a ella para tapar su campo visual—. No le tomes a la familia, eso es muy obvio —argumento antes de que alegue—. Si quieres ganar ese concurso necesitas más que una fotografía.
Reposa la cámara entre sus manos y endereza la espalda.
—¿Qué sugieres? —curiosea, alzando una ceja— ¿Continuo fotografiando las sonrisas de los niños, Richard Avedon?
—¿Quién es ese?
—Es un fotógrafo... —lanza un bufido—. Bueno, ¿qué hago?
Me encojo de hombros.
—Comienza por lo básico, lo que nos hace felices —asiente, pensativa—. El sexo, el dinero, las drogas. Lo que provoca esa sonrisa... eso es lo que necesitas retratar en tus fotografías.
—¿El sexo, el dinero y las drogas, McFly? —esconde una sonrisa evidente y luego sacude su cabeza como si volviese en sí— A mí me hace feliz tomar fotografías, pero no puedo fotografiarme haciéndolo frente a un espejo. Eso es horrible.
Lanza un suspiro cargado de resignación y busca lo que parece ser una banca donde sentarse, pero todas están ocupadas. Rasca su cabeza comenzando a desesperarse y causando de su cabello luzca más despeinado y revoltoso. Acomoda sus gruesas y asquerosas gafas —se oye feo, pero es así. Sus gafas están rayadas y sucias, tanto así, que a simple vista se pueden notar—. Me aclaro la garganta para distraerla de su camino al colapso, y parece surtir efecto.
—Debo irme —junta los labios y hace una mueca, como si dudara de decir lo siguiente. Se acomoda otra vez las gafas como si haciéndolo lograra ocultar sus sonrojadas mejillas—. Nos vemos..., Mika.
—¿A dónde vas? —la detengo del brazo antes de que se gire y me de la espalda.
—A mi casa —sonríe nerviosa y esquiva mis ojos.
Me cruzo de brazos.
—Estás mintiendo. Pajarito, eres muy obvia.
El color rojo de sus mejillas se intensifica más al oírme, intenta disimular su bochornoso estado mirando en todas las direcciones como buscando algún lugar donde salir huyendo y esconderse de la vergüenza. Yo consigo reírme y me atrevo a acomodar uno de sus alborotados mechones detrás de su oreja ahora que ha bajado la guardia. Predispuesto a recibir una de sus miradas de advertencia luego, me sorprende que no lo haga.
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Obedeciendo tus Reglas TR#2 ✔️ | DISPONIBLE EN FÍSICO
Teen Fiction• YA DISPONIBLE EN LIBRERÍAS DE CHILE, PARAGUAY, COLOMBIA, ECUADOR, BOLIVIA Y ARGENTINA 🌎 • Versión Wattpad. Astrid Fissher es una silenciosa chica que cursa segundo año y sueña pasar inadvertida después de que su hermano Patrick, sufriera en mano...