Una boda. Parte 1.

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ASTRID

La mordaz expresión de Mika parece rendirse ante una completamente diferente a la que antes vi en él. Todo su rostro palidece y se sorprende mientras baja lentamente mi cámara. El Mika arrogante ha desaparecido, dejando aquí uno perdido en sus pensamientos y atónito ante Dios-sabrá-qué. Sus ojos vacios están clavados en mí, mirándome sin pestañar ningún segundo. ¿Quién es esta extraña persona? Este no es el Mika impertinente que goza del sufrimiento de los demás, sintiéndose superior... es uno que acaba de descubrir algo horrible.

Ante el desliz que McFly está sufriendo aprovecho de quitarle la cámara de sus manos. Avanzo con precaución temiendo que pueda reaccionar como suele hacerlo, pero mi temor desaparece cuando, para mi sorpresa, continúa ahogado en sus pensamientos con su rostro asustado e incrédulo.

Es el ruido de la puerta gigante de madera al cerrarse lo que causa que reaccione.

—Lo siento, hoy debo salir por la noche y papá quería saber algo... ¿tardé mucho? —pregunta Cassandra al entrar, mirándonos a los dos.

Antes de poder responderle, guardo silencio cuando veo que Mika reacciona; sin decir una palabra o despedirse de su compañera, sale de la sala como si fuese perseguido por la policía. La hija del sr. Gruonie y yo miramos la puerta cerrarse, dejándonos a las dos más que confundidas.

—Mika es un poco extraño —comenta frunciendo el ceño—, pero eso seguramente ya lo sabes.

No respondo. Vaya que lo sé. He tenido que aguantarlo todo el semestre para darme cuenta que es un extraño, un ególatra y un idiota que disfruta del sufrimiento de los que le rodean, como si fuese un monstruo que se fortalece con el dolor ajeno o algo así.

—Creo que me iré a casa —le informo, apagando la cámara. Cassandra asiente con una sonrisa consoladora—. Gracias por la ayuda.

—¿Quieres que te lleve a casa? —pregunta.

—¿Ah? No, no —niego con la cabeza—. Gracias, pero no te molestes.

—No es ninguna molestia —alza su cabeza—. Mira, ya casi son las doce —sigo sus ojos en la dirección que está mirando; un enorme reloj yace colgado de la pared. En efecto, como ella dice son las doce, lo que quiere decir que el centro está en el punto donde más personas transitan... y ni hablar del bus o el metro—. Te costará embarcarte. Vamos, que yo no tengo problemas en llevarte, Astrid.

Seguramente McFly le dijo mi nombre. Tal vez, ella conoce lo que ocurrió en un pasado entre McFly y mi hermano. Me intriga y atemoriza lo que puede planear la hija del sr. Gruonie. Que se ofrezca a llevarme tan amablemente —e insistentemente— parece el hincapié para la típica escena de las dos chicas enamoradas del mismo hombre, donde una de ellas —la antagonista— le advierte que se aleje de "su hombre".

De camino a mi casa, estoy esperando que Gruonie se detenga en una de las luces rojas, se acerque con una expresión de asesino serial y me diga: "No interfieras en mi camino"; pero no ocurre nada. Cuando se detiene en la luz roja, voltea a verme y sonríe.

—Ahora entiendo el porqué me dijiste que no conocías a Mika aquella vez en el minimarket —comenta—. Él te molesta... —lanza un bufido volviendo a mirar hacia delante—. Bueno, no me sorprende, pareces el tipo de chica fácil de intimidar.

Auch, eso duele.

—¿En serio? No me había dado cuenta —disparo con sarcasmo.

—No quiero excusarlo, pero Mika tiene algunos problemas. Es un idiota lleno de misterios y a veces no respeta ni al mejor de sus amigos... —pasa cambios y continúa conduciendo— eso no quiere decir que sea alguien bueno. Más bien alguien incomprendido. Desde que lo conozco intento entenderlo, después de todo somos bastantes similares, pero él es como una caja llena de sorpresas.

—¿Él...?

Me doy un golpe mental antes de preguntar lo que tenía atorado en la garganta. No es conveniente preguntarle a Cassandra, a quien apenas le hablé hoy, si está enamorada de McFly. Quizás si le pregunto ocurra lo que me ha revuelto la cabeza sobre la advertencia en el auto. Así que opto por callarme. Además, parece que la respuesta es algo obvia.

Sí. Me basta con ver su rostro mientras habla de él para darme cuenta que Cassandra tiene sentimientos hacia McFly.


—Es la casa de allí, con rejas —le indico a Gruonie, señalando mi casa con el dedo índice.

Tras el camino, ella optó por cambiar el tema de conversación y dejar de lado el tema de McFly. Quizás se percató que mientras más hablaba de él, más evidente es su enamoramiento, o quizás simplemente fue porque le aburrió el tema. Terminamos hablando del colegio, las notas, lo mal que nos va en Educación Física y las Matemáticas, los tipos de profesores y otras cosas. Ella y yo coincidimos en muchas cosas y, aunque desde un principio creí que sería la versión mujer de McFly, Gruonie parece ser todo lo contrario.

Es un alivio.

—Oh, ya la vi —dice, disminuyendo la velocidad. Se detiene frente a mi casa y le quita el seguro a las puertas—. Fue un gusto, Astrid.

—Gracias por lo de hoy.

—No fue nad- —Cassandra no termina su frase. Sus ojos verdes miran hacia la ventana junto a mí.

Sin pensarlo dos veces, me giro para descubrir que mira con tanta incredulidad. Doy un saltito en mi puesto al ver la mueca que James hace en un intento fallido por mirar hacia dentro del auto. Cada vez se arruga más para descubrir quienes son los que están en el auto.

—Dios...

Lo primero que pasa por mi cabeza es que está ebrio.

—¿L-lo conoces? —pregunta Cassandra.

—Es... —suspiro— un amigo. Lo siento.

—Descuida —sonríe con incomodidad—. Espero ganes el concurso. Adiós.

—Gracias.

Al abrir la puerta del auto, James da unos pasos hacia atrás. Al verme, cambia su expresión a una completamente diferente. Extiende sus brazos y me abraza, tambaleándose de un lado a otro. El calor se me sube a la cabeza e intento apartarlo.

—Te extrañaba, Cuatro Ojos —dice, sin dejar de tambalearse—. ¿Qué sería de mí sin ti?

Al soltarme, posa sus manos sobre mis hombros. Con una sonrisa de oreja a oreja me mira como solo un niño pequeño lo haría.

—Yo también te extrañé —confieso mirando en otra dirección, intentando no sonrojarme más de lo que estoy—. Nadie, además de tu amigo robustito, me llama "Cuatro Ojos".

—Aww... —junta sus manos y me mira con ternura. Al parecer James no está borracho, pero creo que la semana sin escuela lo ha vuelto más loco que antes— algún día admitirás que me amas, Astrid.

Río. Por poco olvido el humor que JC tiene.

—¿Qué haces aquí? —pregunto— ¿Quieres pasar?

—Ah, ya lo hice —se revuelve el cabello, algo avergonzado—. Vine a buscarte y no estabas, pero tu madre insistió en hacerme pasar.

—Ya veo —asiento agarrándome la barbilla—. Entonces... ¿por qué viniste a buscarme?

—Necesito tu ayuda; es algo simple.

Ahora entiendo la inesperada visita de James.

—¿Qué es? —pregunto, me cruzo de brazos esperando su respuesta.

—Necesito que me acompañes a una boda.

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Bueno... un capítulo cortito, ¡pero! antes de que empiecen a alegar </3 les diré que la siguiente parte será más larga y las subiré, tal vez, mañana cuando se me pase este mardito dolor de cabeza >:C ¡JUM!

Como siempre quiero agradecerles sus votos y comentarios. Creo que escogeré los mejores porque, Diooos, hay comentarios muy chistosos xDD Ay, los jamoneo. Y para las personitas curiosas que preguntan sobre futuras acciones en la novela, quiero decirles que aún no sé cual será el final. Tengo algo en mente, pero todavía no decido nada 7u7. Quizás rompa esquemas y convierta era rivalidad entre James y Mika en amorsh <3 okno.

Obedeciendo tus Reglas TR#2 ✔️ | DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora