No es ella.

487K 35.1K 18K
                                    




MIKA

Hacía mucho tiempo que algo así no ocurría. Meterme en una pelea y ensuciarme las manos no es algo que haga todos los días, menos con un amigo. Sin embargo, mi ira era tanta que no pude contenerme —ni él— y terminamos golpeándonos como salvajes. Con la última persona que quiero pelear es con Chase Frederick, a pesar de su despojo por los negocios de su padre, sus gustos extraños por las chicas rubias y su enamoramiento por la nerd; pero las cosas pasaron de un momento a otro. Ahora debo soportar que los chismosos imbéciles expandan la noticia por todo Jackson para crear más conflicto del que ya hay.

Me observo con detenimiento en el espejo, mirando las evidencias de la pelea; mi comisura izquierda tiene una minúscula cicatriz y un color violeta que se ha expandido alrededor. Más arriba bajo mi ojo tengo un rasguño y por la ceja otro hematoma. Además, debo contribuir a eso, que mi cuerpo está cansado y adolorido.

Aún así he terminado yendo a las clases de esgrima. He faltado demasiado y, aunque el dinero no me falta, no me gusta desperdiciarlo. La única consecuencia que podría hallar allí, es la fisgona Ardilla que mete sus narices donde no le corresponde.

Sé que los demás no preguntarán, pero a Gruonie no se le tuerce la lengua para hablar y preguntar.

—¿Qué le ha pasado a tu rostro? —curiosea cruzándose de brazos. Ante las miradas de los demás en la sala, ella se ha sentado a mi lado causando que los demás presten más atención en nosotros que en la demostración de profesor.

—¿Te importa? —respondo tajante, volviendo a mirar al profesor.

—No, pero estoy curiosa —confiesa—. No pareces el tipo al que le gusta ensuciarse las manos o meterse en peleas. Bueno... —Sonríe— sí meterte en peleas, pero no resultar golpeado.

Frunzo el ceño con la intención de ignorarla. Hoy más que nunca no estoy de humor para soportar los divagues y las arrogancias de una tipa como Gruonie. De hecho, no quiero oír a nadie, por primera vez en mi maldita existencia me gustaría ser un humano corriente y vulgar; ser ignorado por los demás.

Chasqueo la lengua y me levanto de donde estoy. Las miradas vuelven a recaer en mí, a lo que respondo con un simple gesto que parece ponerlos en su lugar. Gruonie no dice nada, ni el profesor de esgrima, así que sin tapujos salgo de la sala hasta los vestidores.

No espero nada más: busco el casillero donde he guardado mis cosas, me cambio de ropa y aprovecho que mirar los mensajes en mi iPhone. Hay muchos de personas a las que nunca pretendí hablarles, ni quise hacerlo; esos son los curiosos que buscan respuestas a lo de anoche. Pero entre tantos mensajes, uno de ellos es diferente...

Puede que haya sido una estupidez de mi parte el agregar a la mojigata con mi número real y no con el otro celular que tengo; sin embargo, éste no le es familiar como el otro. Aún así, no esperaba que Pajarito tomase la iniciativa a una conversación.

«Hola!! Perdón que te hable, pero necesito un favor... ¿Me dices tu nombre admirador misterioso?» —Alzo una ceja. ¿Qué pasa con la mojigata de Fissher? Ella jamás preguntaría algo tan directamente, a menos que esté siendo influenciada por alguien o haya perdido su celular.

Já, esa estúpida despistada seguramente lo dejó en algún sitio olvidado.

Chasqueo la lengua y me apresuro en escribir —«¿Quién eres? Tú no eres Astrid.» —La persona desde el otro lado lee el mensaje enseguida y comienza a escribir. Podría detener la conversación aquí mismo, pero tengo curiosidad.

«JAJA, tan obvio he sido?» —¿Obvio?— «Quería saber quién es mi competencia, después de todo también te gusta Astrid, ¿verdad?»


Obedeciendo tus Reglas TR#2 ✔️ | DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora