Capitulo 12

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Me tomó toda la noche estabilizarme, en ese lapso de tiempo papá permaneció en Hogwarts investigando el ataque con Dumbledore y Snape; Quirell no participó, oficialmente no era un seguidor de mi padre. Con lo que pude enterarme, supe que la escoba no estaba embrujada, que la maldición fue puesta sobre ella en el partido, lo otro fue que se trató de magia de luz, haciendo a la orden sospechosa, pero no había un candidato preciso, ellos poseían cuartadas.

—Tu padre prohibió que participaras del quidditch en la escuela, Harry, hasta no dar con el culpable —me informó el director en la mañana mientras yo me preparaba para salir de la enfermería.

No me sorprendió la decisión de papá.

—Entiendo. ¿Y él?

—Se retiró en la madrugada —el rostro del director delató el desacuerdo que sostuvo con papá por irse sin despedir —. Le pedí que aguardara al desayuno, pero...

—No importa. Es un hombre ocupado. Gracias —pasé de largo al director saliendo por la puerta de la enfermería, no queriendo que él le echase un vistazo a mi rostro. La verdad era que no quería estar cerca de mi padre por algún tiempo, específicamente, lo que durase el lloriqueo de mi madre repitiéndose en mi cabeza.

El gran comedor me recibió con amabilidad, Alec ya estaba sentado con Neville en la mesa de Gryffindor, se nos volvió costumbre. Fuera de Slytherin o Gryffindor, yo no había hecho amigos, pero era igual, papá tenía razón, yo estaba ahí para estudiar y no para entablar conversaciones en los corredores. Consciente de que los leones de mi año y otros chicos mayores de la casa me recibían a nombre de mi madre, traté de ignorarlos como ignoraba a Malfoy, no quería amistades compradas ni con poder ni con lastima.

—Hola Harry, ¿te sientes bien? —la preocupación de Neville me reveló que la señora Potter mantuvo la boca cerrada respecto al paradero de Alice Longbottom. La advertencia de mi padre funcionó.

—Hola, sí —sonreí tensamente.

—No parece —increpó mi rechoncho amigo. Alec le clavó el codo en sus costillas —. Digo, tú luces genial... considerando que intentaron matarte.

—Está bien —frené a Alec que volvía a golpear a Neville —. No es mi primer intento de asesinato —revelé sentándome entre ellos para menguarles la agresión.

—¿En serio?

—Un vampiro intentó cenarme una vez —tomé varias tostadas y dos salchichas. Con mi mes de cazador se me permitió comer más alto en grasas, pero estando fuera del equipo papi no permitiría que yo me llenase la boca con cualquier cosa; el cómo se enteraba él de mi alimentación no era un misterio: Severus Snape —. No pasó a gravedad, papá le prendió fuego.

—El señor oscuro estuvo acá anoche —me reveló Alec.

—Sí, hablé con él.

Los dos hicieron silencio y me dejaron a solas con mis pensamientos. Me dirigí demasiado cortante a mis amigos en nuestra conversación, era obvio que yo no me encontraba del todo bien y duré así el resto del día. Mi comportamiento se intuyó a un miedo racional tras el sabotaje a mi escoba, y si antes Alec ya era mi sombra absoluta, a él se unieron los Slytherin. No hubo corredor de Hogwarts por el que me metiera donde no hubiese un Slytherin observándome. Los gemelos Weasley, noté, también participaron de la vigilancia.

Para distraerme empecé a buscar con Neville y Alec a Flamel en la biblioteca de Hogwarts. Yo no podía describir la deliciosa sensación de verme rodeado de libros con viejas páginas y encuadernados de cuero, era tan placentera que me quedaba en la biblioteca hasta el toque de queda, a veces solo oliéndolos.

Harry Potter: El hijo de Tom Ryddle - Harry S. RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora