En muchos sentidos, los mortífagos eran un violento grupo de amigos, en otros, un ejército despiadado. Cada tres días, en la Sala del Trono, se leía la orden del día, donde se notificaba de los trabajos que se ejecutarían en las próximas fechas, los avances que se hubiesen tenido en diversas misiones de conocimiento público, además se exponía el listado de felicitados y sancionados. A los felicitados papá les daba acceso a rituales especiales, materiales de pociones costosos, posiciones en el magisterio o vínculos comerciales apetecibles; incluso, al tratarse de mortífagos menores y con carencias económicas, papá llegó a regalar apartamentos medianamente amueblados. Muy dichosos eran los felicitados, pero los sancionados...
—Crucio.
Ignoré los gritos del pobre Lucius Malfoy y retomé mi libro, cómodamente recostado en el trono de papá, al cual, él, agregaba una almohada mullida para mí, con la finalidad de que no me lastimase con los costados rígidos de los brazos de su trono de piedra tallada. El regalo de papá resultó ser... curioso.
Localice usted una necesidad social y explótela.
Un menor costo de producción generará una mayor ganancia, pero tenga cuidado, su producto podría ser de una calidad inferior si el presupuesto se recorta demasiado.
No venda usted un producto, sino un estilo de vida.
Y el tomo asignaba ejemplos, mágicos y muggles, donde describían la forma correcta de ejecutar los consejos del libro. No obstante, yo no comprendía del todo el texto, aun releyéndolo; en ese momento, muy noche y con la luz de las antorchas, me sentía un poco impaciente y agobiado. Quizá el libro que eligió papá era para personas mayores, no para un niño que nada comprendía del mundo.
—¡Piedad, piedad!
Giré mi rostro, el señor Malfoy llamaba la atención con su grito desgarrador. Yo desconocía el error del hombre, pero papá se estaba demorando más de la cuenta con la tortura del rubio.
—A la próxima, Lucius, deberás pensar mejor tus acciones —se burló papá sin detener el hechizo.
—¿Qué hizo él? —me atreví a preguntar, alzando la voz por sobre los ruidos del sangre pura. Papá me miró de reojo deteniendo el cruciatus, las máscaras de hueso se alzaron, viéndome a mí. Eran unas 250 personas.
—¿No es algo tarde para que estés despierto? —me inquirió papá, moviendo los dedos que empuñaban su varita, ansioso por continuar la tortura.
—No tengo sueño —respondí irguiéndome. Los pies me colgaban de uno de los brazos del trono, tuve que sujetarme del susodicho brazo con una mano o me hubiese ido de para atrás —. ¿Me cargas?
—¿Sabes cuánto estás pesando ahora, nené?
Negué con la cabeza levantándome del trono y dejando sobre la almohada mi libro. Si bien mi padre no era extremadamente afectuoso, él sí me cargaba continuamente y yo contaba con eso. Divertido, papá pasó sus manos por debajo de mis axilas y me jaló hacia arriba, acomodándome en su cadera con uno de sus brazos; de pequeño ansiaba con que él me rodease con sus brazos y me aprisionase contra su pecho, pero jamás ocurrió, papi solo me equilibraba y continuaba con su vida.
Todo ese ejercicio y las pociones nutritivas que papá consumía a diario me beneficiaban, pues ciertamente, a mis casi doce años, no era normal que papá tuviese fuerzas para cargarme como a un bebé. Mimado en ciertos aspectos, olvidado en otros.
Recosté mi cabeza en el hombro de papi, quien con su mano libre retomó la tortura al señor Malfoy. En ese lugar tuve acceso visual a la nuca de papá, su camisa negra y el borde de su corbata azul. El cabello oscuro de papá cubría un poco más allá de su nuca, peinado de forma decente, pero sin la gomina usual en los sangre pura. Mi cabello también creció en ese mes y aquella noche, previa a mi cumpleaños, mi pelito oscuro ya cubría la parte trasera de mi cabeza, más de lo necesario. Pimpón no habló de un corte, papá tampoco.
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Harry Potter: El hijo de Tom Ryddle - Harry S. Riddle
FanfictionJames Potter retó a un duelo a Voldemort y perdió, en lugar de arrebatarle la vida, Voldemort decidió violar a su esposa. De esta unión violenta, de este ser malvado y cruel se engendró lo imposible: un niño inocente. No hay parejas (por ahora). Hay...