Capitulo 4 - Libro 4

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Harry Riddle.

Papá me mandó a llamar por la tarde con un elfo, con indicaciones de usar ropa cómoda, pero decoroso, nada muy ancho o casual. Sospechando que se trataría de una tonta reunión con sangre pura, acaté su orden colocándome la ropa que Elena, aún presente en mi alcoba, eligió para mí: camisa gris -que ella denominó gris frío- de mangas largas, un pantalón azul rey y botines marrones.

Papá dijo que él y yo nos encontraríamos en la sala del trono. ¿Qué querría papá? Esta mañana desayuné con él, donde él no me hizo mucha conversación, pues solo me dejó un libro titulado «El arte de crear Trasladadores».

—Digo, supongo que no tienes una mejor forma de salir de aquí. ¿O sí, nené? No olvides que el tiempo pasa y cada día se acerca más el 30 de junio.

No me gustó el tono que usó papá, como si aquello fuese una tarea escolar y no la oportunidad de salvarle la vida a mi madre. Acepté el libro y devoré el desayuno para irme a leer; yo no lograba coordinar desayunar con otra actividad, como papá, que leía su periódico junto a las tostadas.

Traté de instruirme con el texto, esperando con ansiedad el momento de crear mi primer trasladador, pero fui incapaz de terminar el primer capítulo. No supe si se trataba de que el libro era muy complicado -que bien podría ser así- o que yo no me estaba concentrando -lo que también parecía ser viable-. No importó cuanto traté de pasar de las primeras páginas, me fue imposible entender gran parte de los escritos.

Quizá, y solo quizá, haber estado meses sin leer nada fuera de los textos de la escuela, me pasaba factura.

Encontré a papá con Rodolphus, hablando muy a gusto junto al trono de mi padre. Ambos se callaron al yo ingresar a la sala.

—Hola, papi. Hola, Rodolphus.

—Buenas tardes, joven señor.

—¿Qué tal, nené? Te tengo una sorpresa.

Me animé y en mi rostro se notó.

—¿Y eso? Aún no es sábado.

—Te inscribí a una academia de equitación. Rodolphus te llevará en las tardes. Tendrás clases todos los días, menos el domingo, dos horas.

—... ah.

0oOo0

Rodolphus Lestrange.

El joven señor lució muy apático con la noticia. Aguardé en silencio para que el señor oscuro lidiara con la situación.

—Y... ¿ya pagaste la inscripción? —quiso saber el jovencito.

—Ya —le dijo el mayor sonriendo, para nada intimidado con la falta de emoción de su hijo.

—¿Por eso me pediste que me vistiera bien?

¿Bien? Iba normal... bueno, últimamente al joven señor se le estaba dando por usar ropa muy desigual, con la que no sería bienvenido en ningún sitio que valiese la pena.

—Harry, apenas luces decente —se burló mi señor. Fue un comentario que no generó agrado en el niño, él se puso de peor humor —. Ve. No le des muchos dolores de cabeza a Rodolphus.

—Hmp. Tocará —murmuró arrastrando las palabras.

Yo a Alec lo hubiera abofeteado.

—Trata de sobrevivir, amigo —dijo mi señor con sarcasmo, retirándose.

Harry Potter: El hijo de Tom Ryddle - Harry S. RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora