Capitulo 11

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Pasó algo muy extraño al devolverme de la cena.

Dado que comí muy poco y Elena ingería bocaditos de pájaro por las noches, nos marchamos antes que los demás y anduvimos los silenciosos y solitarios pasillos a la par, sostenidos de la mano. De golpe, cercanos a la entrada de la casa Slytherin, sentí una extraña vibración en mi espalda.

—¿Amo? —me llamó Elena.

—No —respondí vagamente, girando el rostro al rascarme la columna. ¿Acaso era una de las bromas del duende de Hogwarts? Pero por el corredor no había ni una sombra —. Nada, tuve una picazón.

Encogiéndonos de hombros continuamos con nuestro camino. Ignoré la segunda sensación de cosquilleo, esta vez en mi pierna. Quizá fuese la magia de Hogwarts o algo así, no se me ocurría una explicación decente. Dentro de nuestra alcoba corrí a tomar a Ismael; moría de ganas de hacer una figura de él en baba.

—Me agradó su idea, amo. Esta cosa es... —Elena no completó su frase, jugando con la baba amarilla. En el gran comedor ella la mantuvo sobre su regazo.

—Ni a Alec ni a Neville les interesó mucho.

Elena hizo una mueca.

—Lo simple es mejor, amo. ¿Le escribirá ya a su padre?

—Supongo.

¿Y si a papá no le gustaba? Pues, en mi experiencia, papá era muy sincero y conocedor, lo que él considerase mejor sería lo que yo haría, papá nunca se equivocaba. Tuve que envolver la baba rehecha y más firme en una tela que Elena me proveyó de su escaparate con artículos... ¿femeninos? De sastrería, más bien.

La carta fue fácil de escribir.

Hola papá.

¿Cómo has estado? Vimos tus fotos en el profeta, todos se vieron muy graciosos. Dile a Rabastan que eso se lo ganó por molestar tanto a las mujeres.

Papá, hice esta baba con pociones, luego le di forma de dragón y le implementé actitudes del animal. Me gustó como juguete, ¿crees que esta opción de negocio está bien?

Por cierto, ¿puedo usar un nombre falso? Neville dijo que muchos le contaron que sus padres les están pidiendo ser amables conmigo porque ven tu ascenso al poder como algo inminente. Yo no quiero que me compren por miedo, papi; preferiría que no sepan que soy yo.

Bueno, espero tu opinión. Ah, lo olvidaba, el profesor de defensa me regaló sus libros, al principio él iba a escribirte para que tú los mandaras, pero creo que lo asustaste ayer.

Adiós papito.

Conocedor de las actitudes interesadas de los padres de mis compañeros, me mantuve alerta al siguiente día; nadie saludaba si yo no lo hacía primero, los mayores lucían más amables y sinceros, los chicos de primer año eran iguales a ratas nerviosas y la casa de Slytherin, luego de enterarse de lo ocurrido con las familias nobles que intentaron drogarme, se volvió mucho más retraída.

No quise analizarlos, en serio no, pues acababa de descubrir que mis ambiciones de tener amigos no servían y que jamás lo lograría. Me escabullí de Alec y de Neville al ir a las cocinas. De poderse, me hubiese alejado de Elena también.

Fue tonto, porque Alec me buscó; claro que él me buscaría temblando de pies a cabeza.

—Joven señor, al fin lo encontré —anunció al ingresar a la biblioteca. Ignorando a la señora Prince, Alec avanzó hasta mi asiento con el ceño fruncido —. No haga esto, joven señor. Su padre me escribió pidiéndome que no me separa más de usted.

Harry Potter: El hijo de Tom Ryddle - Harry S. RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora