Me despertó un grito potente; era la primera semana de vacaciones. El grito, femenino y muy agudo, se repitió, forzándome a abrir los ojos. Aún era de noche, Hedwig reposaba en la cuna que le fabriqué al borde de mi ventana, ella tenía los ojos abiertos, una rata a medio comer reposaba a sus pies. El sonido provenía del pasillo, era mi padre con una mujer.
Rodé en mi cama y me tapé la cabeza con una almohada, por un instante reinó el silencio; pensé que papá, acordándose de mí, aplicó el hechizo de privacidad, pero no fue así. Él la golpeó sonoramente. Cuando se enojaba, papá golpeaba gente, mujeres más que todo. Simplemente las violaba y golpeaba o torturaba para liberar tensión.
Me atreví a levantarme, calzarme mis chancletas de baño y aventurarme un minuto al pasillo para pedirle a papi que, por favor, colocara un hechizo de silencio. Antes, si yo le recordaba el conjuro, él lo lanzaba y me mandaba con vaso de leche tibia a mi habitación, pero esa noche, o madrugada, papito de verdad no estaba de humor para nadie y lo supe al asomarme fuera del umbral de mi habitación. Papá se me quedó mirando con esos ojos rojos que prometían dolor.
—¿Qué? —gritó en un gruñido; de su boca salieron gotas de saliva. Negué con la cabeza —. ¿Acaso quieres mirar?
Tomó del cabello a la mujer que maltrechamente reposaba tirada sobre sus pies, era una señora pelirroja, y me enseñó su rostro golpeado.
—No, papá —logré musitar en voz baja, deseoso de devolverme para la cama.
—Ayúdame —me suplicó ella. Papá la miró, su ira no contenida se desbordó con la voz de ella y, sin medirse de ninguna manera, papi le estampó la cabeza contra la pared.
Una, dos, tres, cuatro veces... no conté más, cada sonido seco se acompañaba por un grito. Yo no pude ni cerrar los ojos, lo observé todo. Con furia y un grito, papá la pateó también.
—¿Me puedo ir? —pedí. Me arrepentí de haber abierto la boca, papi se me quedó viendo con la varita levantada, la luz roja de cruciatus brillaba en la punta de madera. No obstante, se lo lanzó a la mujer, cuyos gritos le reventaron la garganta.
—Ve y tráeme unos petardos —ordenó por sobre el escándalo.
Obedecí corriendo. Los petardos y los demás fuegos artificiales usados en combate o para los simulacros de entrenamiento de los mortífagos se guardaban en el tercer piso, en el ala norte. Tuve que recorrer medio castillo para alcanzarlos, pasando por varias salas a paso rápido; algunos mortífagos vivían con nosotros, como el hombre rata, Barty, Rabastan, Rodolphus, quien a veces se quedaba, Josef, que era un mestizo pobre carente de casa o residencia y que trabajaba de mesero y barrendero en el Callejón Louf, y otros mortífagos descubiertos y rescatados en el camino a Azkaban, quienes representaban la mano de obra mortífaga, los cuales hacían el trabajo servil y pesado.
Barty fue el primero que me topé, pero él no me notó, demasiado ocupado alcoholizando a una chica medianamente vestida que no reconocí, Josef dormía en las escaleras, él se cansaba al extremo en su trabajo, Rabastan y Rodolphus estaban en el tercer piso, cerca de la habitación de los fuegos artificiales, compartiéndose mutuamente a una chica con el menor de ellos apoyado en el suelo, ella montándolo y Rodolphus dándole por atrás a la mujer, arrodillado entre las piernas abiertas de su hermano.
—Joven señor —jadeó Rabastan sin detenerse. La chica tenía la vista perdida, drogada.
—¿No quiere probar, joven señor? —me concedió Rodolphus tomando el rostro de la mujer y enseñándomelo, igual que papá. Ella río tontamente —. Es muy linda y le dará los besos que usted quiera.
—No gracias —respondí. Avancé por el pasillo oscuro oyendo a la chica gemir «¡sí!», «más, más», a Rabastan decirle: «puta», «perra» y a Rodolphus revelarle entre risas a su hermano: «este culo está más apretado que el de mi esposa». Rabastan rió fuertemente y seguía riendo cuando yo salí al pasillo con tres petardos en la mano. Yo sabía qué hacía con ellos papá, pero prefería no pensar en eso —. Adiós.
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Harry Potter: El hijo de Tom Ryddle - Harry S. Riddle
FanfictionJames Potter retó a un duelo a Voldemort y perdió, en lugar de arrebatarle la vida, Voldemort decidió violar a su esposa. De esta unión violenta, de este ser malvado y cruel se engendró lo imposible: un niño inocente. No hay parejas (por ahora). Hay...