siete

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Abrazo


Omnisiente

—¡Oye, Hikari! ¿¡La quieres?! ¡Pues tómala! —La mujer de cabellos rojos no podía reaccionar; estaba pasmada. Por la abertura de la máscara de "Tobi" se dejó ver un Sharingan.

—¡OJALÁ LA PERSONA QUE TE GUSTE SE VAYA CON TU MEJOR AMIGO, IDIOTA! — Kiyomi sabía que no moriría ante esa caída, pero le tenía mucho miedo a las alturas, demasiado para hacer algún Jutsu que pudiera salvarla. Cuando Sakura creyó que todo estaba perdido para la Nara, Naruto la sostuvo entre sus brazos mientras sonreía.

—¿Estás bien, Kiyomi-chan?

—¡Por supuesto que estoy bien! ¡Acabo de caer de unos cien metros de altura! —Exclamó con sarcasmo mientras miraba los ojos azules del Uzumaki.

—Me encargaré de ustedes en otra ocasión.

—¿Ese es un Sharingan...? —Le preguntó Kakashi a Hikari. —¿Quién mierda es él?

La planta o "Áloe Vera", como Naruto le había apodado, desapareció después de ocultarse poco a poco sobre la rama. Su compañero pasó su brazo por todo el cuerpo; él imitó la acción de su compañero murmurando un "Nos vemos".

—¡Tenemos que encontrar a Sasuke antes que ellos! —Les dijo Yamato al resto; solo de este modo, Kakashi y Hikari volvieron a la realidad.

—Voy a vomitar... —Dijo Kiyomi sobre los brazos de Naruto; este comenzó a correr sin soltarla, al igual que el resto.

Nara Kiyomi.

Nuevamente, como cuando salimos de la aldea, la lluvia caía sobre mis mechones de cabello. Nos encontrábamos en lo que era "La guarida Uchiha".

"Hay un secreto que deberías saber, Kiyomi. No es de mi incumbencia contártelo, pero deberías investigar de Shisui Uchiha."

Las palabras de Itachi-san se mantenían en   mi cabeza después de casi un día. Pensé en investigar el lugar, pero estaba reducido a escombros. Escuché cómo Naruto preguntaba por Sasuke.

—Llegamos tarde. —Escuché como Naruto apretaba los dientes; no sabía si era el momento adecuado para acercarme a él.

—¿Por qué? —Miró el logo Uchiha en una de las pocas paredes que continuaban de pie; él estaba de espaldas a mí, se apoyó en ese inestable pedazo de roca. —¿Por qué nunca puedo alcanzar a Sasuke?

Miré a mi maestra en busca de un consejo; ella tomó a Kakashi-sensei por el brazo mientras le hacía una seña a los demás para que se retiraran en silencio. Me guiñó el ojo; Sakura me dio una última mirada, una mirada que me pedía que ayudara a Naruto.

Una vez ellos estuvieron varios metros adelante, me acerqué al rubio, toqué cuidadosamente su hombro para evitar asustarlo. No se movió en lo absoluto.

—Naruto...

—¿Por qué? ¿Por qué, Kiyomi-chan? —Su espalda chocó contra ese pedazo de muro; se deslizó hasta caer sentado. Me agaché hasta su altura. —No soy un ninja.

Negué con la cabeza; Naruto actualmente era mi definición de ninja.

—No digas eso. —Aparté algunos de sus rebeldes mechones de su cara; tenía sus ojos azules levemente hinchados, como si estuviera a punto de romper en llanto. —Eres la definición de un shinobi.

—¡No nos engañemos, Kiyomi-chan! —Elevó el tono de su voz. —¡Ni siquiera sirvo para traer a mi amigo de regreso! ¿Cómo piensas que voy a ser un Hokage?

𝐑𝐔𝐁𝐈𝐎.- Uzumaki NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora