cincuenta y cuatro

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-¡Ya llegue! -Me asomé por la puerta al escuchar la voz de mi hijo mayor.

-Boruto, dijiste que estarías en casa para la cena de celebración. -Me acerque a la puerta para recibir a mi niño

-Perdón 'ma, Shikadai no me dejaba ir. -Se excuso.

-Shikadai es muy razonable pero últimamente te has metido en muchos problemas. Creo que tendré que hablar con Temari-Chan. -Tan pronto como mencione aquello Shisei llegó corriendo para saludar a su hermano, subió a su espalda.

-¡Problemas! -Grito ella.

-¿Qué hay de cenar? -Cuestionó con una sonrisa.

-Hamburguesas con carne doble y queso extra. -Últimamente nuestras comidas se basaban en frutas y verduras pero hoy quería darles una sorpresa.

-¡¿Sabes?! ¡Mamá y yo las hicimos juntas!-Rei inconscientemente al escuchar a mi pequeña contarle con felicidad a su hermano.

-¿Si? ¡Ya quiero verla!

-Cariño, lávate las manos. -Acomodé sus zapatos puesto que los había dejado desordenados.

Mientras mis pequeños se contaban el uno al otro sus días, acomodé la mesa. Deje en cada bandeja una hamburguesa y a su lado unas papas fritas, serví los refresco.

-¡Niños! ¡Vengan ya! -Ambos aparecieron por la puerta y con rapidez se sentaron. -No tan rápido, lo van a tirar.

-Gomen, ma. -Negué con la cabeza restándole importancia.

-En verdad aun no puedo creer que ya iras a la academia, todavía recuerdo cuando cabias en mis brazos. -Tomé asiento al lado de Shisei. -Tal vez ahí conozcas al amor de tu vida, tu papá y yo comenzamos a hacernos más amigos ahí.

-He oído eso cientos de veces dattebasa. -Mi sonrisa se hizo más grande ante la muletilla, me recordaba tanto a Naruto.

-Tu papá era un niño problematico haciendo travesuras, siempre terminábamos teniendo charlas con el hokage por que rompiamos algo. -Conté con nostalgia. -Shikamaru nii-chan solía enojarse conmigo, pero aun así, su padre era alguien realmente genial.

-Ya me habías contado eso también. -Rodo los ojos.

-Creí que hoy si vendría. -Murmure mirando al Uzumaki mayor.

-Lo de siempre ¿no? Siempre ignorandolas a Sei y a ti. -La sonrisa de mi niña desaparecío ante las palabras de su hermano.

-No digas eso, cariño. La aldea esta segura por que tu papá la protege. -Intenté explicar, lleve mi mano hasta el cabello de la castaña revolviendolo.

-No hay justificación, tu también eres ninja y aun así estas en casa. -Reprochó.

-Boruto, cielo, yo trabajo desde casa por que simplemente soy la mujer que les da las ordenes a los anbu, tu papá es el Hokage, tiene que estar fuera de casa. -Mis dedos formaron una pequeña luz qué golpeó la frente de mi hijo. -Mejor disfrutemos la comida, Sei se esforzó para prepararla.

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-¡¿Qué Boruto hizo qué?! -Le cuestioné al Anbu que había asignado vigilar la seguridad de los niños y todos los presentes en la apertura del primer día de clases en la academia.

-Estrelló el vagón del tren contra la cabeza de Nanadaime-sama. -Una vena se marco en mi frente. -Afortunadamente no hubo ningún herido.

Solté un sonoro suspiro para luego asentir. -Gracias por tu reporte, puedes ir a descansar. -El hombre en menos de lo esperado desaparecio.

𝐑𝐔𝐁𝐈𝐎.- Uzumaki NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora