sesenta

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Los días continuaron pasando, los chicos parecían llevarse bien con mis hijos el pequeño pasaba todo el tiempo con Boruto, el adolescente intentaba enseñarle el rasengan a Sei y el último me seguía de cerca...

—Estas picando muy mal el tomate, Kiyomi-chan. —Tan pronto como lo mencionó sentí la calidad de su abdomen contra mi espalda, jadee levemente mientras el tomaba el cuchillo y comenzaba a cortar con rapidez.

Me removí para salir pero solo conseguí que mi espalda baja chocará contra un kunai. —Nee, Naruto puedes sacar los kunai en casa, no vas pelear y adema...

Una risa salió de sus labios. —Ese no es un kunai, linda. Pero si lo quieres ver te lo puedo enseñar. —El calor subió hasta mis mejillas mientras salía de su agarré.

—¡Eres un cochino!

Escuché distintos pasas aproximarse hacia acá y de inmediato varias voces me preguntaron por mi estado. —¿Qué pasa, mamá?

—¿Todo esta bien, Kiyomi-chan? —Asentí repetidas veces.

—¡Naruto se va con Sei afuera, Naruto se queda conmigo! —Los tres que compartían nombre ladraron la cabeza así que tuve que apuntarlos y repetir laa indicaciones.

Terminé quedándome con el adolescente quien me contaba lo mucho que me adoraba desde que eramos niños. Yo le compartía un par de datos sobre nuestra relación, la boda, la pedida de matrimonio.

—Tienes...—Sus dedos rosaron mi frente antes de apartar un mechón de cabello rebelde. —Lo siento es que no me dejaba verte.

Un sonrojo apareció en mejillas mientras continuaba lavando los platos.

—Gracias... —Dije en un tono bastante bajito.

—Luego de la boda... —Planteó. —¿Cómo durabamos tanto tiempo separados? —Abrí los ojos con sorpresa. —Quiero decir, ni siquiera sabia con seguridad que era el amor cuando me fui con Ero sennin y esos tres años fueron una tortura. —Explicó. —Y cuando me dijieron que no estarías durante seis meses casi me dio un infarto. —Soltó un par de risas. —Y ni siquiera eramos novios en ese momento. Después me resultaba imposible estar a más de 3 kilómetros de ti. —Confesó. —¿Fue difícil luego de casarnos?

Medité un poco mis siguientes palabras mientras le entregaba platos para que el los secara con una pequeña tela especial.

—Bueno... —No quería decir nada indebido. —Luego de la boda tuvimos un par de misiones separadas y aunque siempre tratabas de hacer que estuviésemos juntos. Había cosas que no podíamos evitar. —Asintió dándole credibilidad a mis frases. —Supongo que fue más difícil para ustedes, la abstinencia no es lo suyo. —Bromeé, de inmediato las puntas de sus orejas se volvieron rojizas. —Apenas volvías tu primer instinto era... Bueno, creo que me entiendes.

—Lo entendí ttebayo.—Confirmó avergonzado.

—Casi tenía que rogar por volver a casa antes de que escogieras cualquier lugar semivacio. —Solté entre risas. —Esa era la parte divertida, pero realmente era doloroso dejar de verte por semanas.

Sus brazos me rodearon, era un jodido niño de 16 años y media más que yo. Mi cara terminó en su pecho a su vez que pude escuchar su corazón.

—Soy muy feliz de que tu me escogieras mi.

Cuando lo hizo casi me sentí como si volviese al pasado.

—¡Eso es trampa ttebayo!

—¡No hice trampa! —Recriminé luego de haber robado un par de fideos de su ramen.

—¡Tu tenias tu comida! —Chilló.

Volví al presente en cuanto se separó de mi. Sus ojos azules me miraron, tan lindos como siempre.

—Estas muy roja, ¿no tienes fiebre? —Su mano se posó en mi frente.

—¡Mamá está sonrojada! —Gritó una voz pequeña femenina. —¡Papá te pone nerviosa incluso siendo menor que tu!

—¡Shisei!

La tarde paso como de costumbre, no hubo nada que perturbara mi paz a excepción de la insertidumbre, sabía que me dolería muchísimo separarme de ellos, después de todo eran mi esposo pero de distintas maneras.

Y yo lo amaba, lo amaba con todo mi corazón. Lo amaba tanto que no dudaría para nada en saltar al fuego mil veces si fuera necesario.

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Lloriquee en los brazos de Sakura que estaba a mi lado, ella tampoco parecía querer separarse de la mini versión de su esposo, y ni el ni Naruto estaban muy de acuerdo con que nuestra atención no estuviera centrada en ellos.

—¡Ya, ya! —Regañó Shikamaru. —Dejen de llorar, ya tienen a sus maridos.

—¡No lo entiendes! Naruto es mucho más adorable que Naruto. —Me excusé restregando mi mejilla con la del pequeño niño.

—Tienes a Boruto, es igual que él.

—¡No quiero que se vayan!

—Mamá... Pareces niña pequeña. —Susurró mi niño con los ojos entrecerrados.

—Despidanse ya.

Incluso Temari parecía tener complicaciones para decir adiós.

Tomé por los hombros a el rubio que solía ser mi amigo. —Estoy muy feliz de que seas mi esposa, ttebayo. También estoy feliz de que me hayas elegido a mi. —Mis ojos se cristalizaron. —Muchas gracias por apoyarme hasta que logre mi sueño, Kiyomi-chan.

Deposité un beso en su frente y el se alejo para posicionarse con su yo hokage a quien le sacó la lengua.

Ni siquiera alcancé a pararme pues un adolescente me había tirado contra el piso abrazando mi cuerpo. —¡Te quiero mucho Kiyomi-chan! ¡Te debo tantas cosas y se que nunca voy a poder pagarte por todo! —Ahí me desmoroné y comencé a llorar.

—Nee, Naruto. —Susurré. —Gracias por esa noche. —El lo recordó con total claridad, después de lo de Pain, aquella madrugada en el lago, el noviazgo, el lago.

Me ayudó a levantarme para finalmente retirarse hasta junto con los otros dos rubios.

Finalmente el más grande del trío se limitó a mirarme, por lo que creí que fueron horas.

—Estoy encantado de conocerte, Kiyomi-chan. —Sus ojos brillaron levemente, me atrajó hasta su pecho en donde sollocé.

—Te adoro, idiota. —Dije.

—Te amaré en todas y cada una de mis versiones. Te amaré por toda la eternidad, y si existiera el multiverso pasaría mil vidas contigo.

—Kiyomi, ya es hora.

Me separé de su pecho, inhalé aire. Todas las versiones de nuestros esposos entraban frente a ellos. Boruto me entregó el pergamino. Temblé en cuanto lo desenvolví.

—Bien, comenzaré. —Recité las palabras indicadas y unos segundos más tarde ellos comenzaron a brillar.

—¡Hasta siempre, Kiyomi-chan! —Gritaron al unísono.

Sonreí una vez más antes de verlos volverse luz, aquella luz se fue absorbida por el cuerpo de mi esposo, los chicos desaparecieron.

Fue encantador volver a verlos nuevamente.

Gracias.

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Penúltimo capitulo.





𝐑𝐔𝐁𝐈𝐎.- Uzumaki NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora