treinta y dos

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Un Jinchūriki

Aun me encontraba en el suelo cerrando los ojos ante los repentinos "temblores" que no parecían querer parar

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Aun me encontraba en el suelo cerrando los ojos ante los repentinos "temblores" que no parecían querer parar. Naruto estaba preocupado y no paraba de insistir con ir afuera a hecha un vistazo. Para su desgracia, Yamato-san lo convenció con la excusa barata de “Estas en una crusial misión de rango S” poco les creía, estaban muy nervioso y yo no era tonta.

Sin embargo no era como si pudiese moverme para hacer algo. Yamato-san salio de la cueva con el pretexto de que el iría a ver para que Naruto no se preocupara.

—El mundo se volteo de nuevo. ¿Qué esta pasando en esta isla, dattebayo? El capitán Yamato salio a ver que pasaba, pero no ha regresado.

Naruto también se había dado cuenta de todo, era demaciado difícil ocultarle algo. Los animales fueron dejados en libertad para que salieran a seguir viviendo como normalmente lo hacían en este lugar, el rubio se quejaba de que el no podía hacer lo mismo. Bee-sama terminó por entretenerlo, tal vez también se había dado cuenta de la situación.

Poco a poco fui cerrando los ojos, no aguantaría mucho más, mi chakra se estaba alterando mucho, eso no era buena señal. Y así fue, simplemente me quede dormida.

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—Naruto —Le dije cuando Bee-sama estaba distraído. —Hay muchos chakras poderosos fuera ¿Puedes sentirlo? —Le susurre al oído, finalmente logre estabilizarme a mi misma, mi capacidad sensor volvió a mi.

—Hace un momento me pareció haber sentido el chakra del Kyubi. —Me comentó, asentí ante su frase, pronto el manto del nueve colas dejo de cubrírlo. —¡Oe, viejo pulpo! No hay otro además de mi qué tenga chakra del Kyubi, ¿o si?

—Es tu imaginación. —Mis ojos se contaron con los de el. No parecía muy realista.

La guerra estalló, ¿no es así? me concentre para buscar chakras cercanos, una barrera me impedía salir. Sin embargo las energías eran poderosas, seguramente ni siquiera estaban en mi rango de detección pero seguían siendo fuertes.

—¿Donde queda el baño? —MI novio me dirigió una rápida mirada y entonces lo entendí todo. ¿Vamos a escapar?

—Al salir, a mano izquierda.

—¡Yo también voy a ir! —No esperamos respuesta, ambos salimos a toda velocidad de aquella habitacion donde Naruto estuvo entrenando por casi un día entero.

—Alto ahí, Naruto, Kiyomi. —Mire a siete personas delante de nosotros. Entonces es cierto, no nos dejaran salir, están protegiendo a los Jinchūrikis y... seguramente quieren evitar que Akatsuki consiga los ojos de Uchiha Shisui. Tal vez Sasuke ya se los dijo. —Lo siento, pero no los puedo dejar pasar. Regresen a su lugar.

𝐑𝐔𝐁𝐈𝐎.- Uzumaki NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora