catorce

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El cuerpo de la Nara se encontraba recargado contra unos escombros que había quedado de su pelea con la mujer Akatsuki, su respiracion era agitada mientras miraba a ls mujer delante de ella. Uno de sus brazos cubría su abdomen mientras qué el otro de ellos se encontraba en sus ojo derecho, había ejercido un genjutsu sobre la mujer de cabellos azules.

No tenia muchas fuerzas para moverse pero sabia que tenia que capturarla antes de que esta se diera cuenta de que se trataba de un genjutsu. Se levantó con dificultad, en ese entonces una pequeña Babosa de acerco a ella.

—¡Kiyomi-san! — La nombrada dirigió su vista al pequeño animal. Sabia lo que era, había estado presente cuando los sannis habían ejecutado el triple punto muerto.

—¿Q-qué tal Katsuyu-sama? —habló con dificultad mirándola.

—¡Kiyomi-san sus ojos...! —La adolescente asintió, nadie dijo nada más pues la mujer no podía hablar.

La pequeña Babosa se apego a su cuerpo intentando curar sus heridas. Luego de unos minutos -que para Kiyomi parecieron eternos- pudo recuperar algo de su chakra. —Estoy bien, puedo moverme.

Aun así la invocacion, no se bajo de su hombro continuando curandola. Las manos de Kiyomi se movieron habilmente logrando formar una Esfera de agua -como la que había usado para salvarse se la explosión- sus nuevos ojos observaron a la Akatsuki notando qué seguiría bajo su control por un suficiente periodo de tiempo.

Comenzo a caminar por la debastada aldea para dirigirse al hospital donde entregaría a la mujer se cabello azul. Poco a poco su cuerpo comenzaba a sentirse pesado.

—¡Kiyomi-san! Tu chakra esta disminuyendo por el uso de tu sharingan, ¡detente! —Negó con la cabeza, si su genjutsu desaparecía, todo estaría acabado.

Unos pesados pasos se acercaban hacia ella, con sus casi nulas fuerzas pudo distinguir de quien se trataba, una última sonrisa se dibujo en sus labios antes de desmayarse. Pero su cuerpo nunca toco el piso, una pequeña manada formada por insectos de distintintos tipos la sostuvo.

—Ya puedes descansar Kiyomi, nos encargaremos del resto. —Dio un último asentimiento cuando escucho la voz de su compañero Takashi.

—Lo dejo en tus manos Taka-chan. —El nombrado arrugó la nariz ante el apodo, sin embargo no dijo ni una sola palabra simplemente observó con atención como la burbuja qué rodeaba a Konan se deshacía y al mismo tiempo esta abria los ojos mientras su respiracion era neutra.

—Esa mocosa... ¿me metio en un genjutsu? —Takashi se acerco a su compañera de equipo, a la vez dio una orden.

—Llevenla al hospital, no la dejen en manos de cualquier persona. Quiero que la atienda Sakura-san o Ryo ¿entendido? —Como siempre nadie confirmo, únicamente los Insectos de marcharon.

Cuatro Aburames se plantaron frente a la Akatsuki que estaba lista para pelear nuevamente. —Shino, vamos a exterminar la con todo nuestro poder. —Dijo el Aburame mayor.

—Bien. —Confirmó su hijo.

—Te mataré por todo lo que le hiciste a Kiyomi. —Susurro Takashi para luego colocarse al lado de sus familiares.

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Nara Kiyomi.

Abrí mis ojos con dificultad, me levante senté para luego mirar a mi alrededor, miles de pacientes. Frente a mi estaba mi querido compañero de equipo, Ryo.

—Despertaste enana, ¿como te sientes? —Lleve mi mano hasta mi ojo derecho, dolía. Me levante de la especie de camilla en donde me habían colocado, pude sentir como mi chakra se había restablecido hasta la mitad, tal vez un poco más. Aun así, mi cuerpo no había sanado, sabia que algunas costilla todavía estaba rotas. —¡Pero no te levantes, mensa! —Me regañó.

𝐑𝐔𝐁𝐈𝐎.- Uzumaki NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora