Seokjin estaba pálido, ni siquiera reaccionaba, tenía los ojos abiertos de par en par posados sobre Mila, quien aún no decía ni una sola palabra.
- Y-yo... tengo que irme, l-los contacto después, ¿vale? - Dijo casi al instante Yoongi al notar la situación.
Se fue de la habitación rápidamente, sabía que sus amigos tenían que hablar, y no quería estar en medio cuando eso pasara.
- Jin... - Dijo Mila apenas Yoongi salió de la habitación.
Jin seguía sin poder decir nada, aunque su cabeza le decía que ya era el momento de revelar todo lo que se había aguantado, su cuerpo no quería reaccionar, parecía una estatua.
- Lo que acabas de decir... - se acercó unos pasos hacia él lentamente, provocando que este retrocediera hasta chocar con su escritorio, como si fuera un reflejo - ¿Es cierto?
- Y-yo...
- Por favor, respondeme - Ya estaba a menos de un metro de distancia de él, haciendo que este por fin se diera cuenta que no tenía escapatoria, era momento de decir la verdad.
- Mila... - suspiró ya dándose por vencido - Si te soy sincero, yo...
No alcanzó a decir nada más, su boca se cerró al sentir que los labios de Mila estaban sobre los suyos.
¿Esto era real? ¿De verdad estaba pasando?
Cerró lentamente sus ojos y se dejó embriagar por lo que por tanto tiempo había esperado.
Colocó sus brazos sobre su cintura y la acercó a su cuerpo con vehemencia, esta acató sin más y rodeo sus manos en su cuello, acariciando su cabello de forma apresurada.
Jin comenzó a mover sus labios suavemente, quería sentir cada parte de ella con todo su ser, esta se dejó llevar y lamió su labio inferior haciendo que este diera un suspiro profundo.
Cada vez sus movimientos empezaban a acelerarse más, y los latidos de sus corazones no dejaban de palpitar agitadamente.
Era su primer beso, el beso que tanto habían deseado dar, no querían perder más el tiempo.
Jin abrazó con más fuerza a Mila y la giró hacia el escritorio, logrando que esta se sentara encima, quedando a una distancia un poco más baja que Seokjin.
Sus labios seguían sin despegarse, se sentía adictivo, era mejor de lo que habían pensado jamás.
La mano de Seokjin subió hasta la mejilla de Mila y la acarició con ternura, entre medio del beso comenzó a sonreír, haciendo que esta lo imitara.
- Mila... - Dijo aún con los ojos cerrados mientras seguía dándole pequeños besos sobre sus labios - ¿Qué estamos haciendo?
- No lo sé - Rio ante su pregunta y se avergonzó haciendo que bajara un poco el rostro - ¿Está mal? - Le preguntó mirándolo a los ojos, quien aún no dejaba de acariciarle el rostro.
- Solo si tu crees que lo está...
- NO - su respuesta fue rápida y tajante, haciendo que Jin riera tímidamente. Este colocó su frente con la suya, acercándose nuevamente.
- Bien - dijo dándole un pequeño beso en la punta de la nariz - Porque quiero más...
Con ambas manos le afirmó las mejillas, le acarició el rostro y la miró fijamente mientras sus narices se tocaban.
Cerró sus ojos y volvió a besarla.
Lentamente abrió su boca hasta encontrarse con su lengua, ya nada ni nadie podría impedir que disfrutara ese momento.
Mila comenzó a mover su lengua cuando se encontró con la suya, sintió cómo su corazón se volvía a acelerar y su respiración cada vez se acortaba más.
Por Dios, cómo la tenía loca, se sentía totalmente enamorada de él.
Se abalanzó sobre sus brazos, quería tenerlo lo más cerca posible, ya no quería estar ni un segundo más lejos de él, no quería seguir perdiendo el tiempo, quería recuperar todo lo que no habían podido hacer.
Jin la beso con mayor intensidad, ya sentía sus labios hinchados, pero no quería detenerse.
Se sentía embobado, como si tuviera las piernas débiles, lo único que lo mantenía de pie era ese beso, el cual no quería terminar ni por si acaso.
Jin se despegó lentamente de sus labios para verle el rostro. Habían pasado tanto tiempo separados que quería observar cada parte de ella y darse cuenta de que lo que acababa de pasar era real.
Con su mano izquierda la agarró por la cintura, y con la derecha le sostuvo la mejilla, mientras con la yema de sus dedos le acariciaba el pómulo suavemente.
La miró fijamente a los ojos y ella hizo lo mismo, sintiendo el nerviosismo en su interior.
Le sonrió con sus ojitos vidriosos, y ambos pudieron sentir como siempre se pertenecieron.
Dios.
Mila siempre deseó que la mirara así, sentía que en cualquier momento se derretiría.
Avergonzada, acarició la palma que sostenía su mejilla para girar levemente la cabeza y besar su mano, desviando un poco su mirada.
Al realizar tal gesto, dejó al descubierto su cuello, logrando que inevitablemente Seokjin mirara las marcas que le había dejado Wooyoung.
Jin sintió cómo su estómago ardía, aún no podía entender cómo alguien le podía haber hecho algo así a la mujer que ama, y pese a la rabia que sentía al recordar todo lo que había pasado, se acercó lentamente a su cuello depositando suaves y largos besos en cada marca, esperando que ese pequeño gesto pudiera calmar el dolor.
Mila sintió un escalofríos desde la punta de su espina dorsal hasta su nuca dando un fuerte suspiro, era increíble lo cómoda que se sentía a su lado y la forma en que hacía que tocara el cielo con apenas unas caricias.
- Jinnie... - Oh, cómo amaba cuando lo llamaba así.
Jin se apartó lentamente de su cuello, depositando nuevamente pequeños besos en sus labios, mientras Mila nuevamente entrelazaba sus brazos alrededor de su cuello.
– Jin...
Mila intentó despegarse un poquito de sus labios, pero Jin la acorraló con más besos, y bueno, tampoco se quejaba de ello.
- ¿Mmm? - fue todo lo que pudo decir, era como si sus besos fueran imanes, pero aún así, Mila volvió a mirarlo a los ojos.
- N-no... no quiero alejarme de ti nunca más...
Sus ojos se cristalizaron, sus palabras eran sinceras. Jin quedó serio y mudo por unos segundos.
Suavemente agarró su mentón con su mano y se acercó a ella rosándole los labios.
Dio un suspiro y le dio un pequeño y tierno beso en la comisura de los labios.
- No dejaré que eso vuelva a pasar - Cerró sus ojos y le besó la frente - Nunca más
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Awake / Jin y tú
Romance¿Por qué le tememos tanto al rechazo? Pueden haber miles de motivos para no querer pasar los límites de la amistad, pero de lo único que había certeza, es que ambos eran unos cobardes. ¿Hasta dónde somos capaces de llegar, si una tercera persona lle...