𝑬𝑳 𝑹𝑬𝒀 𝑫𝑬𝑳 𝑺𝑶𝑳 // 𝑷𝑱𝑶

Kitty trata de matarnos

Zoe, Bianca, Grover, Thalia y yo nos encontrábamos subiendo a la galería más alta hasta que alguien se estrelló contra Thalia a toda velocidad. Fue Percy, al parecer nos había seguido, nada sorprendente.
Antes de que el pobre niño pudiera incorporarse Zoe y Bianca y se encontraban apuntándole con sus arcos y cuando se dieron cuenta de quién era, no parecieron muy a favor de bajarlos.

- iTú! ¿Cómo osas presentarte aquí?
- ¡Percy! - dijo Grover - ¡Gracias a los dioses!

Zoe le lanzó una mirada fulminante y él se sonrojó.

- Bueno... eh... cielos, se supone que no deberías estar aquí.
- Luke - Dijo tratando de recobrar el aliento - Está aquí.

La cólera en los ojos de Thalia se disolvió en el acto y la mía apareció - Ella se llevó una mano a su pulsera de plata.

- ¿Dónde?

Percy nos contó lo del Museo de Historia Natural: la escena entre el doctor Espino, Luke y el General.
- ¿El General está aquí? - Zoe parecía consternada - Imposible. Mientes.
- ¿Por qué iba a mentir? Escucha, no tenemos tiempo. Hay guerreros esqueleto.
- ¿Qué? - preguntó Thalia - ¿Cuántos?
- Doce - Dijo - Y algo más todavía: ese tipo, el General, ha dicho que había enviado a un «compañero de juegos» para distraernos. Un monstruo.

Thalia y Grover se miraron.

- Estábamos siguiéndole el rastro a Artemisa - dijo Grover - Casi habría jurado que conducía aquí. Hay un intenso olor a monstruo. Debió de detenerse por aquí cuando buscaba a esa bestia misteriosa. Pero aún no hemos encontrado nada.
-Si me permitís un consejo - Les empece a decir - Puedo aseguraros que el General anda suelto y que deberíamos hacer caso al niño pez.

Percy se quejó pero Zoe me miró como si hubiese matado a un cachorro.

- Si eso de los guerreros-esqueleto es cierto - dijo por fin - no hay tiempo para discutir. Son los peores, los más horribles... debemos ir ahora mismo.
- Buena idea - Asintió Percy.
- No me refería a ti, chico - Agregó Zoe - Tú no tomas parte en esta búsqueda.
- iEh, que estoy haciendo lo posible para salvaros!
-¿De verdad vais a dejar al crío solo? - Pregunte yo.
- No deberías haber venido, Percy - dijo Thalia gravemente - Pero ya estás aquí... Venga. Volvamos a la furgoneta.
- Esa decisión no os corresponde a vos - replicó Zoe.

Thalia frunció el entrecejo.

- Tú no mandas aquí, Zoe. Y me da igual la edad que tengas. Sigues siendo una mocosa engreída!
- Nunca has demostrado sensatez cuando se trata de chicos - Refunfuñó Zoe - ¡Nunca has sabido prescindir de ellos!
-¡Os estoy diciendo que este no es el momento! - Me arriesgue a ponerme en medio. Era raro parar una discusión en vez de empezarla yo.

Thalia parecía a punto de abofetearla. Y entonces nos quedamos todos helados: se oyó un rugido tan atronador que pensé que había despegado uno de los cohetes. Abajo, varias personas gritaban. Un niño entusiasmado pequeño chilló:

- iKitty!

Yo la verdad es que soy más de perros.

Una cosa enorme saltó rampa arriba. Era del tamaño de un camión de mercancías, con uñas plateadas y un resplandeciente pelaje dorado. Yo había visto a aquel monstruo una vez.
- El León de Nemea - dijo Thalia - No os mováis.

El león rugió con tal fuerza que me puso los pelos de punta y casi me hizo la raya en medio. Sus colmillos relucían como el acero inoxidable.

- Separaos cuando dé la señal - dijo Zoe - Intentad distraerlo.
- ¿Hasta cuándo? - preguntó Grover.
-¿Y yo qué hago? ¡No tengo armas! - Me quejé.
- Hasta que se me ocurra una manera de matarlo iYa! - Y todos me ignoraron.