Regreso

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Claire fue tan amable que pidió comida al servicio de habitaciones y nos dejó quedarnos a dormir en el salón. Ethan insistió en dejarme dormir en el sofá pero me negué y dormí en el suelo. Después de meses en una celda, dormir en el suelo con un cojín y una manta era una bendición. Para mí desgracia, no era capaz de dormirme, las dudas y mi propia conciencia así lo habían decidido.

Me levanté envolviendo la manta alrededor de mi cuerpo y abrí con cuidado uno de los ventanales para salir a la pequeña terraza de la que gozaba la habitación. Se escuchaban los coches de la carretera y los ruidos de la feria junto a las atracciones iluminadas. El mar se encontraba en calma y el reflejo de la luna en el agua era tranquilizador además de hermoso. Ni siquiera me di cuenta que desde hace rato alguien contemplaba la escena conmigo.

-Tranquilizador, ¿No crees? - pregunto el hombre a mi lado.

Yo me giré a mirarlo. Aquel hombre en realidad tenía muy poco de ser humano.

-Hermes - intente saludarlo sin que se notase lo poco que lo aprecio.

-Hola Elián. Ha pasado un tiempo desde la última que hablamos.

-Si, lo recuerdo. Parece ser que esta vez has decidido venir ya que no estaba dormido.

-Se podría decir que si - el dios me sonrió - Aquella vez no acabos muy bien pero parece ser que te has replanteado las cosas.

-No me la replantee gracias a vosotros si es lo que pensáis. Luke se desvió del camino que habíamos decidido seguir y había muchas personas a las que no quería dejar atrás.

-Aunque no lo creas, yo sí que entiendo vuestras razones Elián.

-Me vas a pedir que trate de convencer a Luke, ¿O me equivoco? El no parece querer darse cuenta de que está haciendo mal las cosas.

-Tal vez tu si encuentres la forma. Para mí tú eres el tipo de persona que no se da por vencido con la familia.

Iba a contestarle pero una voz salió del bolsillo del dios y me asusté.

-Tienes a Hefesto muy pesadito por la línea dos - dijo la voz.

Hermes saco un móvil de su bolsillo con dos serpientes enroscadas al rededor. Lo más flipante fue cuando se desenroscaron y empezaron a hablar.

-¡George! ¡Te he dicho que no les interrumpieras! - grito una de las serpientes.

-¡Tardan mucho y yo no quiero seguir teniendo que aguantar a dioses impacientes! ¡Y tengo hambre! - le contesto la otra.

-¡Tú siempre tienes hambre!

-¡Suficiente, George, Martha! - les regaño Hermes - Comportaros de una vez, me estáis dejando mal enfrente del chico.

-Perdona a George - me dijo Martha - Se pone muy cascarrabias cuando tiene hambre.

-¿Chico, tienes un ratón por ahí?

-Te dare ratones luego George - le contesto Hermes. Daba la sensación de que estaba acostumbrado a esta conversación.

-Fantastico. Por cierto ya hemos rastreado a esos semidioses que me has pedido. Al parecer está mañana empezaron una misión y se metieron al laberinto junto a un cíclope y un sátiro.

-Buen trabajo - agradeció Hermes.

-¿Quiénes se han metido al laberinto? - pregunté.

-Annabeth, esa hija de Atenea con la que tú y Luke erais tan amigos y el hijo de Poseidón. Al parecer le dieron una misión a la chica hace un par de días.

Había llegado tarde. Annabeth se había metido a la mayor trampa mortal jamás creada y no me había dado tiempo de impedírselo.

-Deberias descansar Elián, creo que tienes mucho que hacer los próximos días y por cierto, deberías llevarte contigo a tu nueva amiga mortal.

𝑬𝑳 𝑹𝑬𝒀 𝑫𝑬𝑳 𝑺𝑶𝑳 // 𝑷𝑱𝑶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora