La señora Chase

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Subimos al primer piso y entramos en el estudio del doctor.

Las cuatro paredes estaban cubiertas de libros, pero lo que me llamó la atención de verdad fueron los juguetes bélicos. Había una mesa enorme con tanques miniatura y soldados combatiendo junto a un río pintado de azul y rodeado de colinas, arbolitos y cosas así. Colgados del techo, un montón de biplanos antiguos se ladeaban en ángulos imposibles, como en pleno combate aéreo.

Chase sonrió.

- Si. La tercera batalla de Ypres. Estoy escribiendo un trabajo sobre la importancia de los Sopwith Camel en los bombardeos de las líneas enemigas. Creo que tuvieron un papel mucho más destacado del que se les ha reconocido. 

Sacó un biplano de su soporte e hizo un barrido con él por el campo de batalla, emitiendo un rugido de motor y derribando soldaditos alemanes.

- Ah, claro – murmuró Percy.

Zoe se acercó y estudió el campo de batalla.

- Las líneas alemanas estaban más alejadas del río.

El doctor Chase se la quedó mirando.

- ¿Cómo lo sabes?

- Porque estaba allí – dijo sin darle importancia - Artemisa quería mostrarnos lo horribles que son las guerras y cómo pelean los mortales entre sí. También lo estúpidos que son. Esa batalla fue un desastre completo.

El doctor abrió la boca, atónito.

- Tú...

-Venga ya - le dije - ¿Cómo es posible que te acuerdes de eso?

- Es una cazadora, señor – explicó Thalia - Pero no estamos aquí por eso. Necesitamos...

- ¿Viste los Sopwith Camel? – preguntó Chase con la voz temblorosa por la emoción - ¿Cuántos había? ¿En qué tipo de formación volaban?

- Señor – lo interrumpió Thalia - Annabeth está en peligro.

Él reaccionó y dejó el biplano.

- Claro – dijo - Contádmelo todo.

-¿Tiene un baño que podamos usar? A este chico de aquí le han disparado y deberíamos sacarle la bala - le explico Zoe.

-Claro, abajo al fondo del pasillo - nos dijo el señor Chase.

-Gracias - le dijo Zoe y empezó a caminar hacia la puerta - Vamos Elián.

Yo le seguí bajando las escaleras confuso. Al bajar, nos encontramos con la señora Chase a quien le devolvimos educadamente el saludo y seguimos andando hasta entrar al baño.

-Siéntate ahí - me ordeno Zoe. 

Yo no le discutí, le hice caso y me senté en el borde de la bañera.. Ella empezó a rebuscar entre los cajones del baño.

-¿Qué buscas? - le pregunte.

-Unas pinzas - me contesto mientras abría una bolsita - quítate las vendas y la camiseta.

Nuevamente hice lo que me pidió aunque tarde un poco por el dolor del hombro. Zoe se acerco con papel y algo más en sus manos.

-Un momento - le pedí - ¿Vas a sacarme una bala, con unas pinzas de depilación manual?

-Es lo único que tenemos así que no te quejes. ¿Acaso tienes unas pinzas mejores?

-Pues no pero... ¿Has hecho esto antes? - le pregunte nervioso.

-Mis padres no son dioses de la medicina Elián. Ahora quédate muy quieto o acabare haciéndote daño.

Zoe metió las pinzas y yo me aguante las ganas de gritar lo mejor que pude. Hizo bien en coger el papel para no manchar el baño de sangre y, después de un par de minutos llenos de dolor y tensión, consiguió sacarme la bala. Después de tirar el papel junto con la bala a la basura, saco una cantimplora y me echo el poco néctar que quedaba en ella sobre la herida. Rebusco de nuevo en su mochila mágica, era como el bolsillo mágico de Doraimon.

𝑬𝑳 𝑹𝑬𝒀 𝑫𝑬𝑳 𝑺𝑶𝑳 // 𝑷𝑱𝑶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora