Hubiese sido más fácil saltar por una ventana a mil quinientos metros del suelo si antes me hubiese bebido unas cuantas cervezas.
Moví los brazos. En cuanto los extendí, las alas se pusieron rígidas, atraparon el viento y frenaron mi caída. Empecé a descender planeando, pero ya con un ángulo sensato, como un halcón cuando se lanza sobre su presa. Aleteé una vez con los brazos, para probar, y tracé un arco en el aire con el viento soplándome en los oídos.
Levanté la vista y vi a mis amigos describiendo círculos y destellando al sol con sus alas metálicas. Más allá, se divisaba la humareda que salía por los ventanales del taller de Dédalo.
-¡Aterricemos! - gritó Annabeth - Estas alas no durarán eternamente.-¿Cuánto tiempo calculas? - preguntó la chica pelirroja.-¡Prefiero no averiguarlo!
Nos lanzamos en picado hacia el Jardín de los Dioses. Tracé un círculo completo alrededor de una de las agujas de piedra y les di un susto de muerte a un par de escaladores. Luego planeamos todos sobre el valle, sobrevolamos una carretera y fuimos a parar a la terraza del centro de visitantes. Era media tarde y aquello estaba repleto de gente, pero nos quitamos las alas a toda prisa. Al examinarlas de cerca, vi que Annabeth tenía razón. Los sellos autoadhesivos que las sujetaban a la espalda estaban a punto de despegarse y algunas plumas de bronce ya empezaban a desprenderse. Era una lástima, pero no podíamos arreglarlas ni mucho menos dejarlas allí para que las encontraran los mortales, así que las metimos a presión en un cubo de basura que había frente a la cafetería.
Mientras Percy observaba con prismáticos la montaña de donde habíamos saltado, Annabeth se lanzo a abrazarme.
-Estas vivo - dijo aliviada.
-Por alguna razón todos usáis el tono de sorpresa.
Pero mi sonrisa no duro demasiado porque Annabeth se aparto de mi mientras me agarraba el brazo y cuando quise darme cuenta estaba en el suelo tirado.
-Tú - Annabeth sus tormentosos ojos grises clavados en mi y estaba bastante enfadada - ¿Cómo te atreviste a dejarnos tiradas otra vez?
-Annie - su brazo izquierdo me empujaba la garganta - ¿Qué te parece hablarlo en otro momento?
Annabeth entrecerró los ojos pensándolo mientras que nuestros amigos observaban en silencio.
-El taller ya no esta, se ha desplazado en el laberinto - interrumpió Percy - ¿Ahora que hacemos? ¿Cómo volvemos dentro?
-Quizá no podamos. Si Dédalo muriera... Él ha dicho que su fuerza vital estaba ligada al laberinto. O sea, que tal vez haya quedado totalmente destruido. Quizá eso detenga la invasión de Luke.
-Eso sería fantástico - dije todavía desde el suelo.
-Es bueno tenerte de vuelta Elián - habló Percy con una pequeña sonrisa.
-Espero que sin rencores por aquella vez en la que casi te mato.
-Eso ya lo hablaremos.
-Un momento - interrumpió la chica pelirroja - Me he perdido. ¿Quiénes son estos?
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𝑬𝑳 𝑹𝑬𝒀 𝑫𝑬𝑳 𝑺𝑶𝑳 // 𝑷𝑱𝑶
FanfictionEn donde Elián Díaz se ve obligado a tener que lidiar con sus problemas de semidiós mientras se ve envuelto en una guerra que trae consigo traiciones, perdidas y heridas que no sabe si llegará a curar algún día, además de un pasado trágico que tal v...