Enemy [Y.M] [✓]

Extra 1

Jimin estaba junto al enigma viendo el mar; ya habían pasado unas semanas desde su nombramiento como la cabeza de la nueva familia poderosa Park/Min. Jimin estaba recostado en el pecho de su esposo el cual le acariciaba con delicadeza el brazo.

—La luna está hermosa. —mencionó Jimin.

—Tú eres el hermoso. —le dio un corto beso en el cuello.

El omega se giró y le dio un corto beso al enigma el cual lo atrajo más a él para seguir besándose. Yoongi lo cargó y lo llevó a la cama donde lo acostó en ella haciendo reír al omega.

—Luces tan sexy con solo mi camisa puesta. —le acarició los muslos.

—¿Y sabes como me veo mejor? —le dijo con una leve sonrisa.

El enigma pasó sus manos por las caderas del omega apretándolas suavemente.

—Sin ella. —hablo el enigma.

Jimin soltó un suspiro cuando la camisa fue quitada de su cuerpo y jadeo al sentir el aliento frío de su esposo en su abdomen. Yoongi recorrió lentamente la piel desnuda de Jimin con sus labios, dejando un rastro de besos cálidos que hacían que el omega se estremeciera bajo su toque.

Jimin arqueó la espalda, dejando escapar un suspiro tembloroso mientras las manos firmes de su esposo lo sujetaban con posesividad, como si quisiera memorizar cada curva de su cuerpo.

—Eres perfecto, Jimin. —La voz de Yoongi era grave, baja, casi un ronroneo.

El omega entrecerró los ojos, su corazón latiendo rápidamente al escuchar esas palabras. Extendió las manos, enredándolas en el cabello oscuro de Yoongi, atrayéndolo hacia él para capturar sus labios en un beso profundo, lleno de deseo y amor.

—Siempre me haces sentir así... tan especial. —murmuró Jimin, rompiendo el beso por un momento para mirarlo a los ojos.

Yoongi sonrió de medio lado, su expresión cargada de una devoción casi palpable.

—Porque lo eres. —Sin apartar la mirada de Jimin, deslizó las manos lentamente por sus costados, provocando escalofríos en la piel del omega. —Eres mi todo.

Jimin lo miraba fijamente, sus mejillas sonrojadas, pero sus ojos brillaban con amor y un atisbo de picardía. Lo atrajo hacia sí nuevamente, sus labios chocando en un beso apasionado que no dejaba lugar a dudas de lo que sentían el uno por el otro.