Capítulo 33

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Tenía las manos entumecidas y su cabeza parecía estar en otro mundo, de alguna forma extraña sentía que le pesaba así que solo mantenía su cuerpo recostado con los ojos cerrados, hasta este punto, en aquella privación a su libertad ya le daba igual el siquiera escuchar los pasos que se dirigían a la habitación en la que se encontraba.

Se quejó en voz baja cuando lo tomaron con fuerza y brusquedad del cabello, y sumergieron su cabeza en un balde lleno de agua, trató de calmarse y mantener la respiración, pero era prácticamente imposible ya que lo habían tomado desprevenido, pasaron unos segundos y dejaron que por fin pudiera respirar de manera desesperada ante el susto.

— El jefe está de acuerdo con tu liberación. Tienes mucha suerte, bonito.

El hombre que aparentaba tener unos veinte años más que él le acarició su barbilla y lo miraba con cierto morbo que lo asqueo, pero no respondió ante su comentario.

— Esto no suele pasar nunca, pero debo salvarme el pellejo de que con esa boca tan linda que tienes no vayas a la policía.

Rápidamente fue tomado del torso y su espalda chocó con el pecho del contrario, un cuchillo muy filoso rozó su yugular, espantandolo de inmediato, pero no se removió por temor a que su inquietud provocara una muerte inmediata.

— El que te estemos liberando no significa que dejaremos de vigilar cada movimiento que hagas, espero que ese cerebro que tienes aún le sobren neuronas.

Lo soltó tirándolo al suelo, caminando hacia él y colocando su pie sobre el pecho de SeokJin, pisando con una fuerza desmedida.

— Aléjate de Kim Taehyung o tu cadáver colgara en la habitación del joven Kim como un recordatorio de que sus estupideces tienen consecuencias.

Cuando terminó de amenazarlo, al fin lo dejó solo nuevamente y con nuevas cosas en que pensar.

Las horas pasaron y con eso, su libertad estaba en pocas palabras a la vuelta de la esquina. Le permitieron tomar una ducha, vestir nuevas prendas y comer algo decente.

Sintió cierta ansiedad cuando por fin abandonó aquel horrible lugar, subió a la camioneta que esperaba por él, le habían colocado unas esposas en sus muñecas para prevenir cualquier problema. Con curiosidad levantó la mirada hacia el retrovisor y ahí pudo ver como tenía la cara llena de moretones y una que otra cortada, se veía patético y demasiado mal, de por si había sido un tanto deprimente cuando vio lo moreteado que estaba su cuerpo, por lo que se removió y bajó la mirada, sumergiéndose nuevamente en sus pensamientos.

Cuando la camioneta se puso en marcha, la pregunta de que si valía la pena intentar algo en favor a Taehyung lo sometió por un buen rato. Nunca nadie hubiera hecho lo que él hizo, sabía tantas cosas y había tenido una pequeña probada de lo que Jungkook era capaz de hacer si no hacía las cosas bien.

Su padre se lo había dicho muchas veces, él era un idiota sin lugar a dudas, no intentó ni por un momento volverse como su padre a pesar de que eso le convenía y que de aquella forma la única afectada sería su madre, pero no, ni con el último respiro que dió su amada madre dudó en ser el monstruo que temía de niño y del cual la mujer lo protegía.

Se prometió ser una buena persona.

"Ni muy bueno, ni muy tonto, mi niño", le había dicho su madre cuando en sus ojos parecía que su alma corrompida por los golpes de la vida y los de su esposo estaban ganando y las ganas de vivir se volvían nulas.

La puerta fue abierta para él y le quitaron las esposas como también la duda en su cabeza, ya tenía una respuesta.

El cambio de habitación era un hecho, ahora Jungkook y Taehyung dormirían juntos.

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