Capítulo 40

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El regreso a Corea fue tranquilo, Jungkook parecía verse más normal, comportándose más normal.
Taehyung no iba a negar que aquello le asustaba demasiado, la forma en la que el otro parecía cambiar de manera repentina.

Le incomodaba, le desesperaba.

Más no le generaba ninguna especie de ilusión, en el pasado sí, pero ya no. ¿Por qué llenaría su cabeza de tontas ilusiones si él volvería a ser lo que siempre ha sido? Un mentiroso, un falso, que solo buscaba manipularlo para hacerlo sentir culpable por no corresponderle.
Su tacto le quemaba, su voz le irritaba, su rostro le perturbaba.
¿Por qué aquella belleza natural debía ser heredada por un hombre tan malo?
¿Por qué si él decía que lo amaba no podía cambiar por si mismo, por él, por los dos?

Pero bueno Jungkook no iba a cambiar porque no creía que el problema sea si mismo en primer lugar, y en todo caso, el problemático en su opinión era nada más ni nada menos que Taehyung.

Aunque por momentos si hacia consciencia sobre sus malos actos, pero luego solo justificaba aquello con que amaba a Taehyung, porque si las personas hacían locuras por amor pues él también y no debían juzgarlo porque en fin, así es el amor, bueno al menos en su cabeza y más que nada por ese terrible concepto inculcado desde que era pequeño.

Ya en la residencia Jeon, Seohyun los recibió, viendo primero el estado de su futuro yerno, hallandolo decaído, pero no agredido en ningún lugar visible.

—Me imagino que querrán descansar.

Jungkook iba a asentir y tomar la mano de su pareja para ir a dormir a la habitación, pero Taehyung se adelantó dando un paso al costado.

—Mh, no realmente, Seohyun.

La mujer miró a Taehyung quien tenía la voz rasposa.

—Yo iré a pedir que sirvan la comida para mí.

El menor al darse cuenta de su forma un tanto "descortés" de desahacerse de la presencia de los Jeon, volvió a hablar para evitarse un posible problema.

—A menos que ustedes quieran acompañarme.

Jungkook negó, no pudiendo creer la forma tan rápida en la que su amado buscaba alejarse de él, pero lo dejó ser.

—Tal vez mi madre te acompañe, yo si iré a dormir.

El pelinegro desapareció de la primera planta subiendo las escaleras, yendo a su habitación.

—Yo iré a pedir que sirvan la comida, de paso hablamos de la organización de la boda.

Taehyung cerró los ojos y respiró profundamente para luego darle una sonrisa a la mujer para tenerla contenta.
Otra persona a la cual debía complacer.
La mujer llamó a alguien y le dió la orden, la cual recibió un asentimiento.

—Vamos al comedor, Seohyun.
Ambos se sentaron, conversando mientras esperaban que en un rato la comida fuera servida, aunque más bien era Seohyun hablando sobre sus ideas de decoración mientras Taehyung asentía a todo lo que decía.

—¿Y cómo te fue con mi hijo? ¿Se la pasaron bien?

—Todo estuvo bien, me hace muy feliz haber podido pasar tiempo con la persona con la que me voy a casar.

—Oh, deja el sarcasmo.

Una sonrisa sarcástica se mantuvo en el rostro de la mujer, haciendo un gesto con su mano como restando importancia.

El ambiente incómodo fue interrumpido por un par de empleados que dejaron la comida en la mesa y retirándose ni bien cumplieron la orden, aunque no sin antes de preguntar si deseaban algo más.

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