🍃treinta y tres🍃 segunda parte

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¿Conoces la calma antes de la tormenta?

....

Louis notó como el Omega estaba por hablar, fue en ese momento cuando decidió cerrar la puerta.

Un portazo, su frente chocando con la madera, sus ojos apretados. Su lazo tiró, logrando que abra los ojos de golpe y que algunas lágrimas resbalaran de sus ojos para caer sobre el suelo.

La garganta cerrada, pero queriendo gritar tanto. Los ojos tristes, soñando con un mundo en donde ser fuerte es no llorar. El constante peso en su pecho que le recuerda que está vivo, que siente, que extraña, que duele.

Dos golpecitos en la puerta lo hicieron apartarse de ella de golpe, secando sus lágrimas por instinto.

—Por favor, Louis... Sé que aún estás detrás de la puerta. Déjame explicarte todo.

Quema. La herida quema. Es absurdo como la persona que pone una marca en tu alma se vuelve dueña, sin permiso, del control de tu cuerpo, de tus lágrimas, de tu voz, de tu respiración. Decide que es su deber curarla, decide cuando es tiempo, decide que está arrepentido, decide que ya debe sanar. Y no, no es su decisión, es tuya, solo tuya. Permítete ser egoísta y decir no... No.

—¡Vete! No quiero hablar contigo, no ahora.

Dilo fuerte, claro y sin miedo:

Es mi turno de tomarme un tiempo.

Quiero dejar de fingir que esa herida abierta es una cicatriz, pero es mi turno. Mío. Ya no más esperar, ya no más soportar, ya no más aceptar.

Voy a sanar... Voy a sanar con el tratamiento que yo elija, no el que quieras darme.

Entonces, el mundo deja de pesar poco a poco. Pasa de estar reposado en los hombros a ser un lugar donde vivir.

—Louis, hijo...

¿Cómo se atrevía?

William gimoteó. Su lobo intentaba esconderse, demasiado asustado. Necesitaba de su Alfa rodeándolo.

—No me llames así. Soy Louis, Louis William Payne Styles. Usa el que prefieras, pero no eso.

—Louis. Louis, abre la puerta. Tenemos mucho de qué hablar. —La voz del Omega era dulce, alta, para que se escuchara a través de la madera—. Me costó mucho encontrarte, por favor.

—No debería sentirse así. No es así como lo imaginé. —dijo Louis aterrado, rascando la piel de su dedo con su uña—. Tienes que irte. No ahora, n-no puedo ahora. Prometo buscarte cuando sí.

Un silencio interminable lo envolvió.

Intentaba respirar, recobrar la calma. Inhalar, retener, exhalar. Sus dudas ya dolían y sus ojos ardían.

El sutil sonido de un papel le puso fin a todo. Louis la veía, una hoja doblada había pasado por debajo de la puerta. Se acercó a recogerla cuando el aroma dulzón a cereza desapareció de su percepción.

Louis se puso de pie luego de tomar la hoja, la desdobló, observando el número escrito con delicadeza.

Ese era el momento. Todos saben cuál es, pero nadie habla sobre eso. Louis le llamaba: pausa. Cuando todo lo que pasa a tu alrededor es tan abrumador, que solo te quedas quieto, parpadeando, sientes como si tu cuerpo quisiera irse hacia abajo y quieres gritar que estás cansado.

🍃🍃🍃

Lo había esperado tanto, que al final, se había conformado con la imaginación. Y la realidad era aterradora, dolía mil veces más a cada segundo.

Alatz II ||Larry Stylinson|| OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora