🍃treinta y cuatro🍃

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Cinco días tarde, pido perdón, pongo lo mejor de mí <3

....

De alguna manera, se siente como si nada hubiese cambiado. Ahora mismo, mi corazón está latiendo de la misma manera.
...

Louis se armó de valor y entró al local. Saludó con amabilidad a la muchacha detrás del mostrador, le dejó un encargo antes de indicarle dónde estaría sentado.

Louis se sintió incómodo mientras caminaba a la mesa. El lugar donde ese hombre lo esperaba ansioso, sin despegar la vista de él.

—Buenos días. —saludó Louis, tomando asiento frente al Omega.

—Si viniste... No puedo creerlo.

—Te dije que vendría. ¿No? —cuestionó Louis.

Se convenció a sí mismo de que no podía verse relajado, mucho menos débil.

El silencio se extendió entre ambos. Louis podía observar el celeste en los ojos caídos del Omega, no era su azul, eran mucho más claros.

—Lo primero en la lista es que necesitas aprender sobre límites si quieres que esto se repita. —Louis retomó la conversación, sacando su celular de su bolsillo y poniéndolo sobre la mesa—. No tienes idea de cómo me hace sentir tu presencia, y si te apareces así, podría tener una crisis.

—Cachorro, lo-

—Lo segundo será que no vuelvas a llamarme tu cachorro. —dijo Louis, sin dejarlo continuar—. Yo tengo una madre, no nos confundamos.

El Omega frente a él hizo una mueca. Louis notó como su ceño se fruncía un segundo, pero al instante suspiró, relajándolo.

¿Qué pretendía? ¿Qué sería así de fácil?

Louis estaba caminando a ciegas en esta situación. ¿Debería estar llorando o algo? Demostrando que esto era importante... Una incontable cantidad de sus lágrimas tenían grabado el nombre de esa persona, ¿por qué ahora mismo no podía mostrárselas?

—No creí que te molestaría tanto. Lo lamento.

—No creas cosas de mí, por favor. —suspiró Louis, y peinó su cabello hacia atrás—. No quiero escuchar tus buenas intenciones, James.

James asintió, apretando sus labios.

Una chica llegó con la orden de Louis, y el Omega le agradeció. Louis bebió del vaso con jugo de naranja que había ordenado.

—Yo voy a decidir cuando podrás conocer a mis cachorros, si es que algún día quiero que lo hagas... —dijo Louis antes de relamer sus labios. James miró a otro lado, rascando un poco su nuca.

—Tengo muchas cosas que explicarte... —murmuró James—. Sé que no fui una buena madre...

—No fuiste una madre, de hecho.

—Sé que no fui una madre... —se corrigió—. Me encantaría que escuches mi lado de las cosas, ¿qué puedas entenderme? Era joven y estúpido, no debí irme así de casa, pero necesitaba cambiar de aire.

Louis soltó una risita sarcástica, respiró con frustración.

—¿Podrías haber pensado en eso antes de marcar a una Alfa y tener un cachorro con ella? —cuestionó el Omega menor—. Después de todos estos años... ¿Lo único que tienes para decirme es: «necesitaba cambiar de aire, Louis»?

—Deja de juzgarme. —bufó James antes de rodar los ojos—. Tenía veintidós años y una vida por delante, no podía desperdiciarla en casa con un niño y una Alfa que me asfixiaba.

Alatz II ||Larry Stylinson|| OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora