🍃 treinta y siete🍃

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.♡ ˖⁠°...como tú no hay nadie. Por eso hice el juramento. De que aunque me falte el aire. Siempre hay un aliento junto a ti °˖♡.

...

Louis peinó su cabello hacia atrás. Leía con calma el contrato de venta de la casa de su infancia y, lejos de todas sus expectativas, se sentía tranquilo.

Desde el inicio, desde ese primer recuerdo, el más viejo y borroso, su vida se sentía como la insignificante llama de una vela. Ilumina con escasez y muchos no se preocupan si está encendida o apagada si no la necesitan. Recuerda los múltiples intentos de apagarla, soplidos insistentes, sacudidas, frío, agua, incluso poner un vaso para extinguir su luz.

Resistió. Luchó hasta que la cera se consumió por completo y ya era hora de apagarse. Ya no había un hilo del cual aferrarse para seguir encendida. Dejaría un rastro de su paso en esta tierra, un vestigio en la mente de quienes pudieron ver por su luz.

Y cuando se extinguió, todo fue oscuro y frío. Sentía que su cuerpo se derretía y poco a poco el calor lo abandonó. Era el fin.

Fue cuando la calidez lo envolvió. Un abrazo firme, que logró derretir toda la cera que tanto se había endurecido, ocultando esos restos de hilo. Todo fue cálido otra vez, de golpe se convertía en una gran fogata, dejando atrás la cera, la quietud, el temor de ser frágil y temporal.

-Para ti, mami. -Louis volteó cuando sintió que tiraban su ropa. Azahel le extendía una flor amarilla-. La saqué del jardín.

Dejó de depender solo de sí mismo, ahora tenía leña constante que le recordaba mantenerse ardiendo y vivo.

-Qué bella, cachorro. -Louis le sonrió con suavidad tomando la flor y dejándola sobre la mesa. El Omega sujetó a su cachorro por debajo de sus bracitos y lo colocó sobre la mesa-. Sabías que te amo mucho, ¿verdad?

Ya no iluminaba escasamente. Podía dar calor, luz, tenía movimiento y muchos podrían decir que era hermoso para admirar.

-Sip. ¡Desde la luna ida y vuelta! -Azahel alzó su manitas. Louis le hizo cosquillas causando una linda carcajada. Azahel suspiró al dejar de reír y llevó sus deditos a la cara de su madre-. Eres precioso, mami. -Louis suspiró.

Y cuando se consumía, no tenía que temer.

-¡Hey! Esas son mis líneas, cachorro. -protestó Harry entrando al comedor.

Confiaba que habría alguien que aviaria sus brasas, para que nunca se conviertan en cenizas.

Harry llegó hasta ellos. Se inclinó para darle un besito a su Omega y luego levantar a su hijo.

-¿Te falta mucho, Vida? -cuestionó Harry acomodando a Azahel en su cintura.

Louis sonrió, miró con rapidez los papeles.

-Sí, estaba terminando. ¿Por qué?

Harry besó la palma de Azahel cuando el niño le cubrió la boca y corrió su cara para hablar.

-Quería llevar a los chicos a la casa, como no pudimos antes...

Louis asintió con ánimo. Buscó su lapicera con la mirada y la tomó, pasó algunas hojas y al fin encontró donde poner su autorización. Escribió en un segundo su firma, y respiró hondo antes de ponerse de pie.

-Terminé, podemos irnos.

Harry sonrió de lado y giro a Azahel cuando susurró un: «¿Papi?», cerca de su oreja.

-Dime, cachorro.

-¿Puedo caminar? Me gusta más. -bufó el niño. Harry y Louis rieron con suavidad y el Alfa dejó a su pequeño en el suelo-. Gracias, papi. Soy grande ahora. -Azahel tomó la mano de su padre y miró a su mami. El niño alzó un dedito de su mano libre-. Pero puedo tener a Eli todavía.

Alatz II ||Larry Stylinson|| OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora