Capítulo 28. Carmesí

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En cuanto la noche había caído, Utahime y sus estudiantes se preparaban para aquella batalla que ocurriría en pleno corazón de Kioto en tan solo unas horas. Con el alma en un hilo la pelinegra ponía aquel delicado anillo con un cristal del mismo color que los ojos de Gojo en su dedo anular. 

¿Será que por fin este anillo cumpla su prometido? pensó sin quitar la mirada de su dedo adornado por aquella preciosa joya, a la vez que agradeció una vez más por no deshacerse de él en algún punto de su vida.   

- ¿Está usted bien sensei?- Escucho como la voz de Miwa la sacaba de su trance en aquellas vacías calles de Kioto.  

- Si Miwa.... - Respondió dándole una cálida sonrisa- Bueno chicos como ya saben deben apoyarse entre sí, al igual que darlo todo en esta situación... y por favor no mueran...- Añadió observando a sus estudiantes que la oían atentamente.

- Tranquila sensei se necesita más que unas maldiciones de bajo nivel para matarnos- Sentenció Mai con una sonrisa de suficiencia en sus labios, en tanto limpiaba su arma con un pequeño paño de encajes. 

- Solo terminemos con esto de una maldita vez... mi linda Takada saldrá en televisión y no pienso perdermelo- Añadió Todo dejando a todos los presentes extrañados mientras compartían miradas cómplices. 

De un momento a otro pudieron ver como en el cielo comenzaba a divisarse un montón de maldiciones con brujos de aspecto despreocupado liderándoles. 

- ¡¡A sus posiciones!!- Exclamó la pelinegra sacando su katana de aquel estuche que traía a sus espaldas. 

Satoru:

Aquella batalla estaba transcurriendo tal como pensaba, solo esperaba regresar de inmediato a la academia para poner a salvo a sus alumnos, aunque confiaba en que Yuta venciera a Suguro.

- ¿No estás preocupado?- Le preguntó aquel brujo de tez morena y fornido con el cual luchaba fuertemente. Claramente Satoru se encontraba con una clara ventaja, pero de igual forma era bastante resistente interponiéndose en su camino.

- ¿No deberías preocuparte por ti? Está claro que morirás si sigues interponiéndote- Sentenció más serio que nunca, mientras le daba un fuerte golpe en el estómago de una patada mandandolo a volar por los aires, pero una vez más seguía manteniéndose en pie.

- Hablo de tu chica..... El señor Geto nos habló de ella- Dijo sobando una de sus heridas provocadas por Satoru, a lo que un miedo irracional comenzaba a surgir por todo su cuerpo logrando que su corazón se comprimiera de inmediato.

- Ja.... no se porque deberia preocuparme.... es lo suficientemente fuerte y capaz de encargarse de cualquiera de ustedes o una maldición mediocre- Respondió con un ligero tono de burla en su voz, mientras rezaba por que Utahime se encontrara bien y mantuviera aquel anillo con ella.

- Yo no estaría tan seguro si fuese tu..... - Sentenció aquel hombre sonriendo complacido, como si alguna especie de plan estuviera saliendo a la perfección- Ten..... - Añadió para luego lanzarle un celular por los aires, el cual atajó de inmediato con una de sus manos.

En cuanto vio la imagen pudo sentir como todo el mundo caía a sus pies, en tanto sus manos tomaban un ligero temblor y su garganta se volvía seca. En la imagen se mostraba a Utahime atada de manos y pies con una mordaza en su boca, seguido de múltiples heridas en su cuerpo que se veían bastante mal.

- Aaaah el amor es nuestra peor maldición.... incluso para ti 

En cuanto escuchó aquella frase salir de los labios de aquel sujeto rompió en mil pedazos el celular que reposaba en sus manos. Sentía como la ira se apoderaba de cada parte de su ser.... esta vez no iba a contenerse y arrasaría con todo aquel que se interpusiera en su camino para estar de regreso con Utahime.

En un dos por tres creo una gran esfera de color rojo, la cual era una de sus especialidades.

- Rotación inversa....- Susurro fuera de sí.

Como si se tratase de una grabación en cámara lenta, Satoru pudo ver como lanzaba aquella gran masa de poder sobre su enemigo que claramente trato de evadirla saliendo triunfante pero con grandes heridas.

- ¿Quien carajos crees que soy?- Le preguntó tomándolo por el cuello con uno de sus brazos para luego lanzarlo por los aires nuevamente- ¡¡Usarla para sus malditos planes!! - Exclamó para lanzar otro resplandor rojo a una maldición de gran tamaño que se acercaba a sus espaldas.

- Estas..... perdiendo tiempo.....- Respondió el hombre débilmente para caer inconsciente en el suelo. 

- ¡Mierda!- Gritó a los aires para salir corriendo de aquel lugar y encontrar a la pelinegra cuanto antes, ya que en este preciso instante era lo único que le importaba. Podía sentir como la angustia y aquel pesar en su pecho se incrementaban aún más, en tanto todo a su alrededor era un maldito caos de hechiceros contra brujos o maldiciones. 

Solo necesitaba encontrar el rastro de Utahime cuanto antes y todo estaría bien, pero para su pesar aún no podía encontrar ni una pizca de su paradero. Tenía claro que aquello podría ser completamente falso, pero aun asi no podia quedarse de brazos cruzados.

Finalmente pudo hallar unos leves rastros de la Miko cerca de un edificio que se encontraba casi hecho pedazos por la batalla, sin dudarlo decidió entrar allí notando que su energía se hacía cada vez más presente y gracias a sus seis ojos pudo verla en el piso más alto de aquel lugar, pero había alguien más con ella. 

Debido a la ansiedad y angustia decidió teletransportarse de inmediato hacia aquel pequeño cuarto en donde el lastimado cuerpo de su querida Miko se encontraba. En cuanto sus pies tocaron ese condenado cuartucho pudo ver como un conocido hombre rubio de aspecto serio la cargaba entre sus brazos con su camisa manchada de sangre perteneciente a la pelinegra. 

- ¿Que..... qué ocurrió?- Logro preguntarle pasmado a Nanami que pareció recién notar su presencia, en tanto acunaba sus manos sobre el frío y pálido rostro de la chica- Utahime.....- Añadió mientras una lágrima bajaba por sus ojos. 

- Ya me encargue de aquella bruja y las demás maldiciones que la mantenían cautiva.... necesita atención médica inmediata- Respondió el rubio, mientras Satoru parecía estar en una especie de transe no pudiendo hablar ni pensar.

- La llevare con Shoko.... no te preocupes por ella Gojo estará en buenas manos

- No...- Logro soltar a lo que por fin posaba su mirada en Nanami que lucía igual de preocupado que el- Yo la llevaré..... ella.... me necesita, no se que hare si....

- ¿Estas demente? eres el único que puede encargarse de Suguro y dejame decirte que ese chico Yuta es demasiado joven.... todos te necesitan

- No puedo dejarla estando así.... damela de una vez- Replicó el peliblanco tratando de tomar a la inconsciente Utahime entre sus brazos.

- Gojo... debes pensar con claridad, confía en mí ella estará bien.... eres el más fuerte y debes ir a la academia a proteger a los estudiantes y evitar sea lo que sea que trame el maniático de Suguro...

- ¡¡Carajo!!- Exclamó cerrando sus manos en un puño, mientras la frustración se adueñaba de su ser, debido a que una parte de él quería seguir a su corazón, pero las palabras de Nanami le hacían sentido.... el era el unico que podia encargarse de esto, era su carga por ser el hechicero más fuerte. 

- Llevala de inmediato con Shoko..... - Artículo débilmente para luego acariciar el azabache cabello de la chica que se encontraba con rastros de sangre, para luego besar su frente que se encontraba mas fria que nunca- Te amo.....- Añadió en un susurro. 

Rápidamente con el corazón hecho pedazos, decidió hacer un sello de manos y desaparecer por completo, viendo como última imagen a Utahime inconsciente y con una gran hemorragia en los brazos del rubio.

Nota:

Un capitulo mas de este fanfic y como siempre espero que hayan disfrutado de este capítulo que aunque no crean me dolió escribir  (┬┬﹏┬┬).

Nos vemos en la próxima actualización....

Flores de Invierno/ Gojo x UtahimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora